Opinión

Viva el Liceo de Costa Rica

Empezaba el curso lectivo del Liceo de Costa Rica. Días antes, numerosos estudiantes de sétimo corrían presurosos a comprar papas de ‎500 colones a la soda de mi suegra. Entre ellos, destacaba uno por su personalidad y liderazgo. Pasado el recreo, quedaba en el aire el comentario agradable de la luminosidad que dejaba ese pequeño en el ambiente.

El 28 de febrero, el Liceo entero enmudeció, un niño de sétimo año había tenido un accidente, un tren lo había atropellado provocando luego su muerte. Era el niño luz que había estado en la soda.

Los profesores corrían, un orientador lloraba como cuando a un hombre lo parte el dolor. Subían a los estudiantes a los buses como si fueran vasos de cristal.

Los medios cubrían el hecho y de la nada surgió el monstruo maledicente de las mil cabezas: las redes sociales. Aseguraban los embusteros que otros alumnos, desde un balcón, retaban al menor a tirársele al tren.

De esta manera, medios de televisión, en especial el que es propiedad de un ángel y la voz del pueblo por la radio, se lucieron haciendo escarnio de los estudiantes del Liceo.

No investigaron, repetían la falacia, olvidándose de que un periodista investiga y luego informa.

El pueblo respondió a la maldad y los liceístas eran insultados por donde se viera un estudiante portando su uniforme gris.

El Ministerio de Educación, aprovechando la coyuntura electoral, hizo su agosto, e introdujo sus controvertidas guías sexuales.

Los liceístas eran culpables y, pese a ser amenazados de que si se presentaban al funeral serían agredidos, haciendo gala de su hombría, fueron a despedir a uno de nosotros, sin importarles los riesgos.

El presbítero a cargo del sepelio aprovechó también para señalarlos, inducido por las noticias.

Nadie respetó el luto de los docentes y estudiantes del Liceo.

Ahora, una investigación seria del OIJ descarta la responsabilidad penal de los liceístas.

¿Quién pide disculpas?

Los opositores del Liceo aprovecharon para hacernos daño: El pueblo en general desinformado dictaminó: “cierren ese colegio de machistas, de matones, una vez más, seguimos siendo, el colegio más amado, y más odiado”. No hay grises.

No son santos, su lenguaje deja mucho que desear. Llegan golpeados por su entorno social, y es a sus profesores que les toca educarlos, siendo estudiantes de los distritos más violentos de San José. Después de un proceso de depuración, el resultado se ve en quinto año o el bachillerato internacional o en las fechas patrias.

He sido testigo de liceístas muy pobres estudiando en Europa, orgullosos de su legado liceísta.

He visto su orgullo para defender a su Patria y al Liceo en muchas ocasiones.

Hay mucho que trabajar, en esta sociedad sodomizada y sin la presencia de Dios. Sin embargo, los liceístas están en buenas manos. Sus profesores son sus pilares, doy fe de su valiosa entrega.

Apoyen a estos jóvenes, son el reflejo de los tiempos, colaboren con los docentes. Inicien un proceso de férrea disciplina y recuperen la autoridad que el Ministerio de Educación les niega. Hagan respetar el uniforme, denles espacios deportivos y que representen al país. Egresados, no critiquemos: Ayuden, el Liceo no son sus estudiantes, ni sus profesores, es el caminar de los grandes hombres que han pasado por sus pasillos. El Liceo es un ideal que debe abrazar a todos. Quiero verlos participando en realidad nacional, marchando por las calles, ganando campeonatos y gritando como una formación espartana: ¡Liceo! ¡Liceo! Aunque a muchos les arda. Viva el Liceo de Costa Rica.

Medios de comunicación, exijo una disculpa por el escarnio y humillación a los que nos sometieron.

Por: Lic. Francis Tejada B./Costa Rica.