Antonio Aguirre

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Aparte de la situación calamitosa de nuestros sacrificados hermanos Venezolanos ahora se desata otra guerra más, esta vez es la «guerra del pan».

Igual que alguien a quién conocemos muy bien, el Dictador Maduro que no se sabe si es Venezolano o Colombiano, utiliza semanalmente los medios públicos para descargar su resentimiento genético por la escasez de neuronas y echar más leña al fuego para encender la hoguera social.

Acompañado con la sangre revolucionaria joven de su nuevo y muy cuestionado Vice Presidente Tareck El Aissami amenazó con expropiar cerca de 700 panaderías de Caracas, el motivo, la escasez de pan.

El gremio de los panaderos se defiende con su única arma que es verdad, al comunicar que si no hay pan es por qué no hay harina, pero en las mentes cerradas de los Socialistas Comunistas Venezolanos del Siglo XXI posiblemente no será una razón valedera.

La comunidad internacional que ha querido mediar siempre ha sido ofendida, menospreciada y sus recomendaciones nunca han sido cumplidas, gobiernos de esa categoría no deben ser ejemplo para otras naciones que admiran el régimen de un incapaz que está empecinado en no entregar el poder. El martes pasado al fin la OEA resolvió presionar al Dictador para que convoque elecciones libres.

Tan grave es la situación que ante la falta de atención médica para proteger la vida de las embarazadas y su hijo en vientre tienen que emigrar a Colombia para ser atendidas.

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