Opinión

Venezuela, Colombia: peligro latente

Darío Acevedo Carmona

INFOBAE

La cancelación del referéndum revocatorio ordenada por el régimen de Nicolás Maduro constituye un gran gravísimo atentado a la democracia; las consecuencias de tal medida deben llevarnos a reflexionar sobre sus implicaciones en el vecindario y de manera especial en Colombia.

Quienes alegan que advertir sobre el peligro castrochavista en nuestro país es fantasioso, carente de fundamento, una exageración o un artilugio para generar miedo, tendrán que revisar sus argumentos, puesto que son innegables los lazos políticos, ideológicos y hasta militares de guerrillas y políticos colombianos con el gobierno líder del socialismo del siglo XXI.

Hay quienes piensan que, en términos electorales, las posibilidades de un triunfo de esas tendencias son casi nulas en el inmediato futuro. Que unas guerrillas marxista-leninistas derrotadas en su intento de generar una guerra civil para tomarse el poder han dejado de ser un peligro para la democracia. Y que el amplio rechazo de la opinión pública hacia las guerrillas es un factor para estar tranquilos. Todo se conjuga para ofrecer un cuadro de debilidad y concluir que nada hay por temer.

No obstante esa debilidad, pienso que la amenaza subsiste y que es razonable estar alertas, ya que Colombia no está ni al margen ni a salvo de lo que sucede en la región circundante, ni es infranqueable a las influencias y las luchas que en ella tienen lugar.

De entrada, es preciso entender que los defensores del modelo que conduce a la estatalización de la economía, a la anulación de la separación de poderes y a la destrucción de la democracia cuentan con una inspiración comunista. En apariencia, no habría problema en que esta ideología tenga seguidores, al fin y al cabo hay que ser consecuentes con la libertad de pensamiento.

El Manifiesto Comunista, la Biblia de los comunistas, orienta, entre otras tareas, la destrucción del régimen político de las libertades y la democracia burguesa en cuanto apunta a subyugar y explotar a las masas trabajadoras. En su reemplazo, proponen crear la dictadura del proletariado, basada en el partido único. Esto debería justificar ser cautelosos.

Todas las experiencias comunistas desde la Revolución bolchevique en Rusia, en 1917, han sido auténticos fracasos económicos; ocasionaron la muerte de decenas de millones de personas por hambre y persecución política, la destrucción de la democracia y de las instituciones tildadas de burguesas. Razón adicional para tomar precauciones.

Buena parte de los países que sufrieron esa desgracia tratan hoy de rehacer sus economías, sus libertades y su democracia en medio de grandes esfuerzos. Sólo Cuba y Corea del Norte, gobernados por dictadores y tiranos megalómanos y extravagantes que se sostienen en el poder por medio de terribles persecuciones contra los opositores, insisten tercamente en el sistema.

En América Latina, los comunistas cubanos, para evitar su derrumbe definitivo después del fin de la Guerra Fría y de la caída de la Unión Soviética, su principal sostén, forjaron el Foro de San Pablo para mantener vigente su proyecto. Desde ese espacio y realizando cambios en su lenguaje, han logrado instalarse en el poder en Venezuela a través del movimiento encabezado por el caudillo Hugo Chávez, en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Brasil, Argentina, El Salvador. En dichos países su ascenso al poder no siempre fue de frente o de una vez; negaron su militancia comunista, ganaron aliados en sectores demoliberales ingenuos, propusieron reformas y, más adelante, una vez consolidados, llevaron a cabo una auténtica demolición de la democracia y las libertades. Consta en sus declaraciones que Colombia está en la mira.

Los comunistas colombianos no han renunciado a sus tesis totalitarias, su vocación democrática es dudosa, pues es similar a la usada por sus camaradas en otras partes para evitar ser vistos como lo que son. Su debilidad en el momento actual la suplirán haciendo alianzas con grupos y personalidades de otras fuerzas políticas que les abrirán el camino para ir escalonando la toma del poder. No es irreal.

De manera que plantear la existencia del peligro castrochavista en cabeza de las guerrillas marxistas y guevaristas colombianas no es algo traído de los cabellos. En varias reuniones del Foro de San Pablo se hace mención a la lucha heroica de esas guerrillas, a la importancia estratégica de Colombia para el proyecto del socialismo bolivariano y a la lucha por la patria grande, que no es otra cosa que la realización del sueño castroguevarista para América Latina. Somos una presa muy deseada.

¿Qué de lo que está ocurriendo en nuestro país tiene relación con ese modelo? Por ahora, varias movidas se ven en el campo de juego: las excesivas concesiones otorgadas a las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC) en las negociaciones de paz, la división profunda en que se halla el país institucional, la amplia acogida y simpatía con la que se refieren a las guerrillas líderes de opinión que soslayan el peligro y que, en nombre de la paz, avalan una dosis inexplicable de impunidad.

Para colmos, el Gobierno Santos está replicando métodos arbitrarios propios de los gobiernos bolivarianos; en este momento está cocinando a fuego no tan lento que alguno de los estrados judiciales tumbe el resultado del plebiscito. Por eso, es oportuno recordar que Hugo Chávez, cuando fue derrotado en un plebiscito con el que pretendía poderes absolutos, le dijo a la oposición victoriosa: «Su triunfo les sabrá a mierda»; sabemos que se salió con la suya.

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