Vender hallacas: un ingreso extra para los migrantes venezolanos
Las hallacas se comparten en todo el mundo. Muchos de los casi cinco millones de migrantes de la diáspora venezolana no han abandonado su cultura gastronómica en los países de destino. La protagonista del plato navideño se vende en todas partes de América Latina, e incluso en Europa y Asia, ya que en tiempos de crisis, la hallaca se convierte en una buena oportunidad para los migrantes de obtener un ingreso extra que los conecta con sus tradiciones familiares.
Liz Kerly Vergara vive en Chile desde hace dos años. Trabaja en un restaurante de mesera de lunes a viernes, de 10 de la mañana a 6 de la tarde, pero con los gastos que supone diciembre y el costo que implica mantener a sus dos hijos y a su mamá en Venezuela, decidió unirse con una amiga desde noviembre para vender hallacas y pan de jamón por pedido. Para eso, trabaja dos veces a la semana hasta la madrugada en casa de su socia para poder usar la cocina a leña. Según explica, el gas en Chile es muy caro, y a fin de cuentas cocina solo por necesidad.
Cuando prepara las hallacas piensa que tiene que ir al restaurante al día siguiente. En el cansancio recuerda a su mamá.
“Cuánto anhelo volver a hacer hallacas con ella”, comenta.
Sobre la preparación de sus hallacas, no tiene problemas consiguiendo las hojas, el onoto y la harina de maíz. El ají dulce, en cambio, no se consigue en Chile, de manera que el guiso de sus hallacas no tiene ese ingrediente, pero se han hecho famosas.
De aquí a Hong Kong
Omaira Buelvas es de origen colombo-venezolana, creció en Maracaibo donde aprendió a hacer las hallacas con pimentones de todos los colores. Vive en Hong Kong desde hace 30 años y desde hace 10 vende hallacas en Navidad, el resto del año se dedica al catering de comida venezolana y preparar piñatas para las fiestas. Su comprador principal es el grupo de venezolanos en Hong Kong, que se mantienen en contacto mediante un grupo de Whatsapp y se reúnen para las celebraciones. Este año Omaira hizo 200 hallacas y las entregó en bolsas térmicas.
Sorprendentemente, dice que todos los ingredientes los encuentra “a la vuelta de la esquina”, incluyendo la hoja de plátano y la harina marca Pan.
Los ingredientes que usa Omaira para hacer sus hallacas
Las mejores hallacas en Madrid
Abril Jímenez tiene 28 años, es médico cirujano egresada de la Universidad de Oriente, pero decidió migrar a España persiguiendo un mejor sueldo por su ejercicio profesional. Mientras espera la homologación de su título, Abril organiza picnic en los parques de Madrid. Hasta hace poco era asistente médico para una empresa.
El 2018 su receta familiar de hallaca tradicional ganó el 6to lugar en el noveno concurso “La mejor hallaca de Madrid”. Este año obtuvo el primer lugar en el concurso “La hallaca más guay” y le vino la idea de abrir la cuenta de Instagram @hallacaenmadrid en septiembre pasado, aunque la cuenta no es la más seguida, desde que inició ha vendido mil hallacas.
Naderda Kancev también emprendió su venta este año con encargos más modestos de sus propios familiares que querían llevarse hallacas desde Madrid a las Islas Canarias. Con la venta ganó 90 euros netos, vendiendo las hallacas a 6 euros, pero dice que en Madrid ya hay mucha competencia en el negocio de las hallacas.
En enero del año pasado, Madrid albergaba a 95 mil venezolanos.
Sobre los ingredientes, “se encuentran todos aunque es un poco difícil encontrar ají dulce como el que conocemos en Venezuela. Las hojas son caras, entre dos y dos euros y medio un paquete de medio kilo. La harina pan cuesta entre dos euros” que se compran en los mercados latinos. De acuerdo con Naderda lo más económico es comprar pasas, alcaparras y aceitunas.
Otros emprendedores son los cocineros de El Romero, un grupo de tres profesionales de catering recién llegado a Madrid desde Margarita. Actualmente hacen 100 hallacas a la semana, ya que las entregan frescas, sin congelar. Desde principios de noviembre no se han dado abasto vendiendo todo el plato el navideño, que incluye hallaca, ensalada de gallina, pan de jamón, pernil “cocinado a la venezolana” y ponche crema.