UTOPÍAS DE UNA CIUDADANÍA CANSADA DEL ABUSO, ATROPELLO Y CORRUPCIÓN DE LOS POLÍTICOS DE TURNO.
María Elena Gómez de Reshuan/Guayaquil
Si nuestros votantes se aprendieran de memoria estos mensajes, de seguro meditarían un poco más su voto.
Y si los candidatos actuarán con un poco más de principios y valores de seguro el ecuatoriano tendría sus beneficios, en la seguridad social como correspondería, los sueldos estarían por niveles de $3000 mensuales, la gran mayoría emigraría al campo, beneficiándose de los créditos para el agro, se construirían. Escuelas y Colegios técnicos en el área rural, las jubilaciones se pagarían puntuales y los servicios médicos y de emergencia estarían alrededor de país.
Las inversiones en publicidad por política, se invertiría en cubrir necesidades de los pueblos, la tarima política sería reemplazada por talleres de aprendizaje y preparación para los más necesitados, las largas filas de desempleados desaparecerían, los emprendimientos se multiplicarían.
La seguridad pública, estaría resguardada por extraordinarios servidores del orden y la protección.
Los ecuatorianos daríamos gracias a Dios, que la Corrupción fue exterminada, de las filas de los gobiernos principales y secciónales y de toda empresa, industria, pública o privada del país.
Los ecuatorianos disfrutaríamos por primera vez de nuestro rico y hermoso país.
Las leyes en la Asamblea se harían, pensando cómo beneficiar a los pueblos y sobre todo se pensaría en su seguridad y en leyes que amparen y protejan al ciudadano.
Se desaparecerían todas esas leyes que benefician al indolente, al pillo y al desalmado que genera negocios de corrupción y perdición.
Los niños jugarían en los parques y caminarían sin peligro de regreso a casa.
El conductor respetaría al peatón y al animal que se cruza en su camino.
Los árboles serían respetados y amados y se sembraría en toda calle un árbol frutal, que beneficien el entorno y nos protege con su sombra.
El vecindario tendrá la obligación de cuidarlo y sus nombres deberán ser publicados en las noticias diarias.
Todo bien servidor público deberá ser reconocido públicamente, de igual forma el mal servidor público.
Desaparecerían los accidentes en las carreteras, las mismas que se construirían con verdadero empeño y seguridad para los transportistas.
Las escuelas y colegios tendrían profesores académica, sociológica, psicológica y moralmente capaces, para poder enseñar y donde escuelas y colegios deberán enseñar y dónde se aprenderían desde los primeros años tres y cuatro idiomas.
Los colegios e institutos de profesiones medias y técnicas cruzarían de norte a sur el país, para todo aquel joven que no le guste estudiar, pero que tenga habilidades y creatividad artesanal, industrial, comercial, empresarial.
Se exigiría donación de libros y las bibliotecas públicas se fomentarían, disminuyendo el uso de medios electrónicos e incrementando la lectura en niños y adultos.
Las iglesias, multiplicarían su labor social y fomentarían el conocimiento de Dios y su poder sobre cada uno de sus hijos.
Volverían a las escuelas y colegios la ÉTICA, LA MORAL Y LA CÍVICA, pero sobre todo la FE en nuestro CREADOR.
Se emitirían leyes para eliminar la invasión de tierras, adquiridas con esfuerzo, sacrificio y trabajo, por sus propietarios.
Al ladrón reincidente, al invasor, al corrupto, se le darían clases diarias y se lo pondría a aprender un oficio, que debe perfeccionar, más trabajo comunitario en beneficio de la ciudad que perjudicó.
Los jueces deberían cumplir su trabajo con honestidad y equidad y debe ser calificado cada año, donde será aplaudido o sentenciado, por sus colegas y publicado en todos los medios de difusión masiva y si el error necesita cárcel, debería sentenciárselo.
Los canales deben proporcionar al público no solo noticias verdaderas, sino que no deben mentir al pueblo con noticias falsas, los periodistas que perjudiquen la honra ajena jamás deberían permitírselos volver a ejercer la profesión, de igual forma, todo aquel mal comunicador, que piense que utilizando palabras que no se compadecen con la moral y las buenas costumbres deben de ser prohibidos de volver a ejercer la profesión.
De igual forma debería cerrarse aquellos canales, radios y medios digitales, que atentan contra la moral pública, irrespetando a todo un pueblo y sin pensar en sus propios hijos.
Los medios de difusión deberían trasmitir programas de enseñanza y creatividad, no de perversión, pensando en los niños y jóvenes.
Los asambleístas serán no más allá de 40 y estos deberían dividirse en dos grupos de, 20 hombres y 20 mujeres, con sueldos iguales y sin asesores, porque será gente preparada, mínimo con instrucción universitaria y además deberán ser abogados, ingenieros, economistas, exportadores, importadores, agricultores, artesanos, industriales, banqueros, educadores, etc. porque tratarán e implementarán leyes para el pueblo.
Los líderes políticos no sólo deberán tener la responsabilidad de designar a sus candidatos, sino que serán responsables de sus acciones buenas o malas y serán castigados o aclamados por saber ser un líder honesto.
Los votos, jamás nunca volverán a ser secretos, todo votante deberá decir por quien vota y porque vota por ese candidato.
Todo candidato deberá tener instrucción universitaria y un currículum que demuestre su desempeño y vida de trabajo honesta.
Los municipios y entidades estatales deberán tener un único formulario para todo trámite, que deberá acompañarse de documentación de respaldo y con un solo pago, para evitar las coimas y los aceites y las vueltas en círculo, por un ridículo trámite.
Todo trabajador del orden público y todo uniformado deberá portar carnet de identificación y todo transeúnte deberá portar un dispositivo que identifique al servidor público, para evitar a los disfrazados y truchos.
Las llamadas de emergencia serán tomadas como tal y en forma urgente deberán acudir al auxilio solicitado.
El gobierno de turno deberá hacer público todo contrato que realice, con montos, plazos, beneficiados y trabajos a realizarse.
El presidente es un empleado del pueblo, no es un Dios supremo, ni tiene autorización de hacer negocios por debajo de la mesa, con bienes públicos.
Se debe eliminar el sigilo y la desinformación o poner cláusulas, que indiquen que después de 15 años, conoceremos al beneficiario del bien público vendido entre gallos y medianoche.
Todavía queda una larga lista por incluir, que seguiremos perfeccionando, para transformar el Ecuador que merecemos todos los ecuatorianos.
Y de seguro todos aquellos políticos de bien, mirarían complacidos su obra y su desempeño.
¿Este es el Ecuador que aspiramos, lo veremos algún día…?