Opinión

Una semblanza de Eusebio y Don Eloy

Eduardo Bossano

elnegrobossano@yahoo.com

Retrato en esta crónica tomada del Diario El Universo a dos personajes que quijotescamente incursionaron en la política. Ellos son Eusebio Macías que hacía campaña a bordo de su bicicleta y Eloy Ortega, un astrónomo que pronosticaba terremotos y fabricaba lluvias. Que Dios los tenga en su gloria.

Eusebio Macías Suárez (Balzar, 1913) de origen humilde, trigueño y zambo, se lanzó de candidato a la presidencia para las elecciones del 3 de junio de 1956.

Fue conocido como contador profesional, rector propietario de un colegio particular y poeta bohemio, pero su popularidad residía en su peculiar manera de participar en la política. Fundador del “Partido de la Menestra”, su programa de gobierno era “cibernético” y “sicodélico”, era el tiempo del ácido lisérgico.

Realizaba su campaña electoral recorriendo las calles en su bicicleta y cuando viajaba a Quito en bus, en la estación, la bajaba del techo y pedaleaba por la capital.

En las elecciones triunfó el doctor Camilo Ponce Enríquez, Eusebio Macías obtuvo tan solo 469 votos. Se quedó más que tubo bajo.

Su origen de clase humilde fue un fuerte contraste frente a los candidatos de etiqueta y aspecto aristocrático.

Dos años más tarde, Eusebio volvió al ruedo electoral y en votación popular fue elegido concejal principal del Cabildo de Guayaquil. Fue destituido acusado de cobros indebidos.

Ocupémonos ahora del astrónomo que convirtió la azotea de su casa en observatorio. Señor que vestía de sombrero jipijapa, terno blanco y bastón. Forjador de lluvias, científico acusado de loco y brujo.

A los 8 años, encontró libros de astronomía y quedó deslumbrado por esa ciencia.

Según Don Eloy, el hombre a través de la actividad magnética de las manchas solares, sufre perturbaciones patológicas, ataques de gota, reuma, dolores de cabeza, ataques de histeria y locura.

Dos veces pronosticó temblores y terremotos, uno fue el ocurrido el 7 de agosto de 1928 con epicentro en el Valle de los Chillos. El otro lo anunció en diario El Comercio, pero los técnicos del Observatorio lo tildaron de loco.

El terremoto ocurrió y los damnificados asaltaron el Observatorio, su director, el alemán Juan Odermayer, para salvar su vida y honra, acusó a Ortega de brujo.

Publicó y distribuyó personalmente el Almanaque Ortega (versión criolla del Almanaque Bristol) contenía las predicciones del estado del tiempo, los días propicios para la siembra y la pesca, las fases de la luna en todo el año, los eclipses de sol y luna, el santoral, etcétera.

Ortega provocaba precipitaciones bombardeando a las nubes con nitrato de plata, yoduro de potasio, cromo y otras sustancias secretas.

Intervino como candidato a Diputado Provincial por la Lista F. El profesor Eusebio Macías Suárez, fundador y líder del Movimiento Cerrenista, Sicodélico y Cibernético.

Él mismo pintaba sus consignas en los muros movilizándose en su vieja bicicleta. En una ocasión, sus detractores lo lanzaron, a viva fuerza, en las afueras del Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce. A don Eloy, en 1978, unos ladrones le robaron sus telescopios de la azotea.

Ortega Soto murió en marzo de 1987: sin realizar su sueño de fundar una Escuela de Astronomía, sin casa propia y pobre Lo cierto es que Eusebio y Don Eloy forman parte de esa galería de personajes, muy nuestros, que no hay que olvidar.

A los que hay que darles las espaldas, para que cambien o mueran en el intento, es a los políticos actuales.

Los sueños políticos de Eusebio Macías y Eloy Ortega solo alimentaron el anecdotario de la picaresca guayaquileña.

El baúl de los recuerdos by Eduardo «el negro» Bossano

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