Un nocturno guayaquileño
Autor: José Fernando Gómez Rosales
DESDE MI TRINCHERA
ECUADOR 2020: UN ECUADOR DIFERENTE
Hablemos un poco de Manuel Acuña Narro, nacido el 27 de agosto de 1849, en Saltillo, Capital del Estado de Coahuila, México, hijo de Francisco Acuña y Refugio Narro. En 1865 va a Ciudad de México, para estudiar como Interno, en el Colegio San Ildefonso. Comenzó a participar en tertulias literarias, donde hizo amistad con Juan de Dios Peza, Ignacio Altamirano, Agustín Cuenca y otros literatos. Inicia sus estudios de Medicina en 1868 y su actividad literaria en 1869. En 1872 estrena su drama “El Pasado”, con gran éxito.
Se enamoró perdidamente de Rosario de la Peña y Llerena, que no correspondió a su amor. Mujer que debe haber sido muy hermosa, a la que dedicó su poesía más famosa: el Nocturno “A Rosario”. quien fue también pretendida por José Martí y Manuel María Flores. Su famoso Nocturno, traspasó las fronteras. El 6 de Diciembre de 1873, en su habitación de la Escuela de Medicina, tomó la amarga decisión de suicidarse, ingiriendo Cianuro de potasio.Sus restos mortales actualmente reposan en la Sepultura rotonda de Coahuilenses ilustres.
La fama de su Nocturno se regó por toda América. En Guayaquil, Ecuador, un ilustre guayaquileño, Don Jose Joaquín Pino Ycaza, conversando con su primo, Jorge Barrera Pino, decidió aprovechar el Nocturno “A Rosario”, para hacer una parodia de estos versos, para molestar a un amigo que, siendo pobre, estaba molestando a una señorita de familia muy adinerada.
La tituló “MI NOCTURNO”, y fue siguiendo fiel y genialmente, cada renglón y cada estrofa, haciendo una jocosa parodia, que creo que debe ser inmortalizada, y que presento a continuación:
“MI NOCTURNO” (UNA PARODIA DEL NOCTURNO A ROSARIO)
J. J. Pino Ycaza y Jorge Barrera Pino
I
Pues bien, yo necesito
pedirte tu dinero,
a cambio de tu plata
te ofrezco mi blasón.
Qué lindo cuadro harían
billeticos y cuna,
mi nombre y tu arribismo
mi quiebra y tu fortuna
mis besos y tus vinos
en santa comunión.
II
Yo quiero que tú sepas
que ya hace más de un día
que no como un sancocho
que me haga reanimar;
que ya se han acabado
los créditos que habían
que es tanto lo que debo
que nadie ya me fía
y así forzosamente,
yo tengo que ayunar.
III
De noche, cuando meto
la mano en mi bolsillo
buscando un mediecito
para tomar café,
lo busco mucho, mucho,
pero no encuentro nada,
tan solo algunas veces
mi mano, ya cansada
haya un escarbadientes
recuerdo de algún té.
IV
A veces he pensado
buscarte en tus balcones
desde las ventanillas
de un auto de alquiler,
pero ya donde Navas
no alquilan pantalones
ni tengo quien le pegue
camisa, a mis botones
ni acreedor en la calle
que me haga recoger.
V
Dios quiera que tu plata
me pertenezca un día
que tantas ilusiones
se puedan realizar
y que a pesar del odio
rabioso de tu tía
la voz medio gangosa
del párroco García,
el sí tan deseado
nos haga pronunciar.
VI
Y luego que ya estaba
concluida la casita
departamento bajo
que Cobos me alquiló,
la hamaca de mi abuela,
un sillón de esterilla,
un cuadro de San Roque
y hasta una bacinilla
herencia de otra abuela
que siempre la ocupó.
VII
Mejor hubiera sido
vivir bajo tu techo
comer pavito horneado
y pato con arroz.
Hacer las digestiones
durmiendo en blando lecho,
tu siempre envanecida,
yo rico y satisfecho
y en medio de nosotros
tu madre, vieja atroz.
VIII
Figúrate que hermosas
las horas de esa vida,
metidos en un auto
por medio boulevard,
aplastar a un perrito
o a una vieja podrida
y no hacer caso al paco
que con mano extendida
con ademán furioso
nos quiere hacer parar.
IX
Bien sospechó tu tía
mi más hermoso sueño
pues no quería que nadie
le hablara de esa unión.
Por eso se opusieron
con tan tenaz empeño
que en noches ya pasadas
me arrojaron un leño,
que pude aprovecharlo
por falta de carbón.
X
Por eso, y por la culpa
de este chichón maldito,
hermoso y arrogante
ya no me podrás ver.
Adiós por la vez última
delirio de apetitos,
paseos en automóvil,
a Europa un viajecito,
mis sueños de riquezas,
tu vanidad, mujer.