Un médico panameño en Barcelona
Autor: Justo E. Pinzón Espinosa – Panamà.
Panameño y panameña: este médico panameño en Barcelona te quiere contar un cuento. Imagínate que el Complejo del Seguro Social, el Santo Tomás, el Hospital del Niño, el de Paitilla, el de Punta Pacífica, el Nacional y el San Fernando se quedan sin camas. No cabe nadie en urgencias, salas normales ni críticos. Están todos llenos de pacientes; la abuela, el novio o la madre de alguien.
Se acaban los equipos de protección; los profesionales de la salud siguen intentando contener la situación. Uno de cada cuatro casos reportados es un miembro del personal sanitario; si se infectan, tienen que dejar de ir a trabajar. Camas llenas y cada vez menos gente para atenderles.
La transmisión se mantiene como fuego en Azuero. No hay cuarentena, pero la gente intenta quedarse en casa. Salen, igualmente, porque cada día se intenta salir al súper.
Si eres joven y a ti no te pasa nada, el perfil del virus hace que puedas infectar a tu madre y a tu padre.
Y ellos sí que no escapan ilesos. A la persona que tenga situaciones de azúcar o presión, tiene problemas graves. De tu grupo de 10 amigos y amigas, uno tiene muchas probabilidades de morir. Si tienes más de 60 años, igual no lo cuentas.
Se abren los hoteles Panamá, Riu y Megápolis como hospitales. Y cuando van por 25% de ocupación, se habilitan el Estadio Nacional, Atlapa y la Arena Roberto Durán para recibir pacientes. Los que mueren lo hacen solos, sin despedirse, sin velorio, sin misa. Los incineradores, esos sí, funcionan 24/7, porque no se dan abasto.
Éste es el equivalente al panorama en Cataluña y España. Vamos aproximadamente dos semanas por delante de la curva epidemiológica en Panamá.
Soy psiquiatra (acabada la residencia tres meses antes porque se necesitan médicos especialistas urgentemente). Y los libros de Medicina Crítica son mi material de estudio desde hace un mes.