Opinión

Un llamado al sentido común

Nicole Osuna

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@nicoleeosuna

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se paró ante todo el país este pasado martes 5 de enero para hacer un llamado a la unidad, la justicia y, ante todo, al sentido común frente al tan debatido “control de armas”.

En un discurso, que ha sido ampliamente difundido y compartido en las redes sociales, Obama apeló al corazón de los estadounidenses al recordarles de masacres como la del cine en Aurora, Colorado y la escuela primaria de Sandy Hook en Newtown, Connecticut.

En un punto crucial del discurso al hablar de los niños víctimas de la violencia con armas, el mandatario no logró contener las lágrimas. Un gesto que muchos pueden calificar de mera “treta política”, pero que analizando con atención puede resultar comprensible dada la larga y dolorosa historia del uso de armas en el país, sin mencionar las constantes luchas del mandatario con el Congreso por endurecer el control de las mismas.

Con más de 30,000 estadounidenses muriendo cada año a causa de las armas, éstas se están acercando a convertirse en la principal causa de muertes en EE.UU. Un problema que a simple vista puede parecer de fácil solución (¿por qué no prohibir el uso de armas para ciudadanos comunes?) pero cuyos orígenes datan de muchos siglos atrás haciéndolo más complejo.

La realidad es que los americanos aman sus armas -Americans love their guns-. La segunda enmienda de la Constitución americana que establece el derecho de portar armas, es una de las más controversiales, pero más protegidas en el país.

El tema ha pasado a convertirse en un punto de pugna entre el partido republicano y el demócrata; cada uno utilizándolo a su favor para obtener más votos haciendo que la enmienda pierda el sentido bajo el cual los padres fundadores la concibieron.

Obama lo dejó claro en el discurso, el control de armas no debería formar parte de manipulaciones políticas ni de esquemas de poder por parte del lobby armamentístico liderado por la Asociación Nacional de Rifle (NRA).

Contrario a lo que el lobby armamentístico objeta, las nuevas medidas ejecutivas propuestas por Obama no pretenden eliminar el derecho a portar armas. En esencia lo que buscan es regularlo de una forma responsable, evitando su uso ilegal cerrando lagunas jurídicas y previniendo que vayan a parar a manos de personas con antecedentes criminales o incapacidad mental.

Sin duda, el derecho a portar armas importa, no obstante, no es el único establecido en la Constitución americana. Como muy bien lo señaló Obama, junto al uso de armas se encuentra la libertad de expresión, libertad religiosa y de reunión libre en espacios públicos. ¿Acaso esos derechos no fueron quebrantados por el control irresponsable de armas en masacres como la de Sandy Hook?

Lo que se plantea en el discurso es perfectamente comprensible y lógico. ¿Por qué se está más dispuesto a aceptar que haya límites a la libertad de expresión, -cosas que no deben ser dichas sea por respeto o pudor- mas no se toleran restricciones para la obtención de armas?

En el fondo, si se analiza bien, los derechos no son un argumento para un partido, una plataforma de elección o un lobby, sino una cuestión humana entre personas que han decidido libremente someterse a una serie de normas para la convivencia civilizada.

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