Deportes

Un juego que no discrimina, rugby femenino

La disciplina y el autocontrol son las características necesarias para practicar este deporte de contacto.

GUAYAQUIL. Una pelota ovalada y muchas ganas es lo que se precisa para comenzar a jugar rugby, un deporte de contacto, donde la disciplina y el autocontrol son fundamentales. “En este deporte no importa la edad, peso o la estatura, solo el empeño que le pongas”, explica Andrea Gaspar (21 años) es una de las pocas mujeres ecuatorianas que practica rugby, del el Quito Rugby Club.

El club se fundó hace varios años con varones, pero la idea de que este deporte era solo para hombres se echó por tierra desde que 12 chicas, hace más de dos año, integraron una división femenina. “Las mujeres que vieron querían jugar. Hicimos entrenamientos y ellas son las más serias y consolidaron el equipo femenino”, cuenta.

En el rugby se enfrentan dos equipos y usualmente el campo de juego es de césped, para amortiguar las caídas. En los dos extremos del campo se encuentran instalados postes —uno en cada lado centrados como los arcos del fútbol, pero con la forma de una “H”— que deben tener un mínimo de 3,4 metros de alto. La idea es realizar anotaciones y para ello se debe correr con la pelota en las manos evadiendo a los jugadores del equipo contrario, haciendo pases hacia atrás o al costado (el pase hacia adelante está prohibido si se realiza con las manos), patear la pelota e intentar detener al portador de la pelota derribándolo al piso.

 “Al principio había pocas chicas, ahora son varias las que entrenan dos veces a la semana”, recuerda Gabriela Vallejo, de Jaguares. Las prácticas se llevan a cabo los martes, jueves y sábados en la cancha sintética de Miraflores. El entrenamiento no tiene costo y los instructores realizan un trabajo voluntario por amor a este deporte. “Las puertas están abiertas para todas las chicas que quieran ser parte del equipo. Es un deporte con muchos valores y responsabilidad. A diferencia del fútbol, nunca se le discute al árbitro”, explica la jugadora.

Antes de jugar, las integrantes realizan un ejercicio de calentamiento, donde la resistencia, la fuerza y trabajar en equipo es fundamental. “En el rugby cuidamos a las compañeras cuando caen. El compañerismo es importante”, dice Vallejo.

Durante la contienda se permite el choque entre jugadores, así se producen agrupaciones espontáneas para conservar o recuperar la pelota. Pases, caídas, empujones, sacrificio y lanzamientos son parte del juego de 80 minutos, que cada vez más mujeres siguen con pasión.

Desde hace más de dos años, Jaguares juntó más de 20 mujeres que están aprendiendo las técnicas del rugby. Monos también está formando un conjunto femenino. (DO/La Nación)