Opinión

TREGUA DE FIN DE AÑO.

Antonio Aguirre Medina/Guayaquil

antonioxaguirre@gmail.com

Se acercan los festivales de los Santos Inocentes, Navidad, Fin de Año y los Reyes Magos que se supone qué deben ser días de meditación y paz, que tanto necesita nuestro conflictivo país.

Por lo pronto se conoce que las puertas del diálogo están abiertas por parte del Gobierno para iniciar el año en la difícil vía de la concordia y progreso de una nación esperanzada en días mejores.

Sería necesario que las autoridades no se confíen y su sistema de seguridad y alerta inmediata no las descuiden como: el radar de Montecristi que todavía no se conoce si se encuentra habilitado; además, en esta época por el exceso de alcohol y drogas las cárceles las podrían volver en otro polvorín.

Los movimientos indígenas y sociales sí están preparados para los diálogos a partir de enero, la única que no toma en cuenta el diálogo es la folclórica y mal vestida Alcaldesa de Guayaquil, que todavía no busca ni encuentra una solución creativa al transporte urbano del puerto principal del país.