Opinión

TODOS LOS DÍAS SON DE LAS MUJERES, NO SOLO AYER. PORQUE LA PATRIA, ES MUJER

Orlando Amores Terán/Quito

Para las mujeres que moldearon América del Norte, la vida fue extremadamente dura. De 1641 a 1652, 500.000 irlandeses fueron asesinados por los ingleses. Las familias fueron destrozadas, los británicos no permitieron que los padres irlandeses llevaran a América, a sus esposas e hijas; de ese modo las dejaron desprotegidas, para posteriormente disponer de ellas.

52.000 irlandesas, fueron vendidas como esclavas en las Antillas y Virginia.

Si un plantador mataba a golpes a una esclava irlandesa, no era delito; era una pérdida monetaria barata, comparada con matar a una africana, que tenía mayor valor. Los ingleses, criaban a las mujeres irlandesas, tanto para su placer personal, como para lograr beneficio económico.

En América del Sur, las indígenas se encontraban en la última escala de la servidumbre, después de las esclavas africanas que eran costosas. Sin embargo, en las capas sociales altas, las mujeres tampoco eran consideradas ciudadanas.

En 1830 solo eran ciudadanos los varones, quienes podían ejercer el derecho al voto si eran mayores de 25 años, y tenían renta anual mayor de 200 pesos.

Recién, en 1938, el presidente, general Enríquez Gallo, dispone la obligatoriedad de que las mujeres se inscriban en los Registros Electorales, no obstante, para reconocerles la condición de ciudadanas, era necesario que sepan leer y escribir y sean mayores de 18 años.

Desde el 2000, se introdujo en la Ley, la participación equitativa de hombres y mujeres, en los procesos de elección popular.

El exceso de equidad ha provocado aberraciones, la peor de todas, es el «lenguaje inclusivo». Actualmente nuestros periodistas hombres deben ser denominados «periodistos».

Este mal uso del idioma destruye la Gramática de la Lengua Española, por aplicar patrones ideológicos que torna a las secretarias de Estado, no en ignorantes, semovientes; sino en «ignorantas», «semovientas», mientras no cambien los valores de la sociedad y retornen a los principios morales, cívicos, patrióticos, históricos, culturales, religiosos, éticos, que fue el legado de nuestras abuelas y tatarabuelas, que forjaron con sangre, sudor, lágrimas, sacrificio y amor, las tres Américas.