Opinión

Tiempo de manifestaciones

Diario El Nuevo Herald

Toda la semana hemos visto las violentas y conmovedoras imágenes de la represión del gobierno venezolano contra los manifestantes en Caracas, exigiendo una condena para los magistrados que eligieron anular la Asamblea Nacional y luego dieron marcha atrás, ante la indignación internacional. Asombra y muerde la moral ver a miles de ciudadanos avanzar hacia un muro de soldados, armados y escudados y rodeados de tanques y las llamadas “ballenas” que derraman agua contra esos indefensos ciudadanos. Es el retrato de un país dominado por la violencia, la agresión. Muchas personas exclaman que parece el preámbulo de una guerra civil. ¿Cómo es posible que ningún organismo internacional decida hacer algo para resolver esta tragedia?

Probablemente, a mucha gente no le interese Venezuela sino su petróleo. Y probablemente, a mucha gente importante no le interesen las personas anónimas, los padres, hermanos, madres e hijas que marchan día tras día contra un gobierno que los ametralla. Yo he estado entre ellos, en septiembre pasado y recibí su cariño, sus lágrimas, su agradecimiento y no tenía nada a cambio para honrar su valentía, su único deseo de que alguien les oyera, se acercara allí y constatara lo que están sufriendo.

¡Es terrible! Y también duele que cada vez que la situación en Venezuela parece desbordarse, surge otro acontecimiento internacional que de inmediato arrebata a ese país el foco de atención que tanto necesita. Apenas se movilizaba la gente de Venezuela contra el autogolpe que en Siria se atacaba con armas químicas y Estados Unidos decidía intervenir contra ese país. Venezuela quedaba de lado, atrás, casi olvidada.

Otra manifestación ha llamado mi atención. Y es la polémica por el anuncio de un refresco de Kendall Jenner. La modelo y estrella del reality familiar The Kardashians aparece con un envase del refresco proponiendo la paz en manifestaciones serias. Y en las redes sociales no han parado de crucificarla hasta conseguir que el anuncio fuera retirado. Sigo sin entender qué había de malo en ese anuncio. La Coca Cola a principios de los setenta se convirtió, gracias a la publicidad, en la bebida que conseguía armonía en el mundo. Quizás al anuncio de Jenner se le puede criticar falta de originalidad pero lanzar toda esa campaña contraria a mí me recuerda a la censura. Y si me apuran, ¡la Inquisición! A golpe de dedo de miles de usuarios que ahora se sienten más poderosos y capaces de vetar o eliminar todo lo que mínimamente les moleste.

Es curioso, en esas mismas redes sociales se enseñan videos de las manifestaciones en Caracas y no han conseguido ni amedrentar al gobierno de Maduro ni mucho menos hacerle adelantar las elecciones. Es decir, a una estrella de reality se le puede criticar porque nos parece demasiado frívola para intentar parar los problemas del mundo con un refresco y a un gobernante escudado en su maquinaria de violencia, ¿no se le puede convencer de que su pueblo está en su contra? ¿Por qué son tan endemoniadas las redes sociales? Seguramente porque siempre terminan por reflejar el peor de nuestros instintos: ¡el capricho! Apoyamos y negamos sin mucha argumentación. Creemos que todo se trata de un “Like” y no es verdad. Tenemos que cultivar nuestra compasión para entender mejor lo que sufren los demás.

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