SILVIO DEVOTO
Por María Josefa Coronel
Suplemento Semana (9 de julio 2017)
“Soy guayaquileño, barcelonista e hípico”
Amablemente nos recibe para contarnos de su pasión y de cómo casi toda su vida ha sido barcelonista y apasionado por la hípica, “Soy guayaquileño” así se presenta Silvio, “y desde que tengo catorce años soy socio de Barcelona S.C. Era 1951 cuando empecé a defender orgulloso sus colores en la categoría juvenil, torneos de reserva y unas cuantas veces en amistosos del primer equipo. Asumí la Presidencia en Noviembre de 1973 tras un 0-6 en Quito ante Nacional, lleno de deudas, y entregué un club saneado a fines de enero de 1975. Me gané una ulcera, pero el doctor Roberto Gilbert Elizalde me salvó la vida en una complicada operación. El mejor premio es la amistad que mantengo con todos los jugadores de la época.
Hablando de Barcelona, ¿Cuál Es su impresión del equipo?
Creo que el actual es el mejor directorio que ha tenido en la historia Barcelona. Son casi quince personas, que han demostrado mucha eficiencia, han pagado casi ocho millones el año pasado, se nota mucha organización y por eso la gente debe apoyarlos más.
¿Ganamos este año otra vez?
Ganamos Jajaja!
Silvio tiene el recuerdo de nuestra ciudad que creció en el centro, donde su padre instaló una famosa dulcería que llevaba su nombre que caracterizó a Guayaquil años atrás. Recuerda cada calle, el nombre de cada negocio, lo que sucedió después del incendio y casi todos los sucesos que fueron impactando esa zona. Confiesa que mencionar los barrios “Milko Bar”, “Bongo Soda y “Boca Nueve” es referirse a gente correcta, a cultores cabales de la amistad y de amantes de su ciudad, dignos seguidores del generoso, noble y pujante barrio del Astillero, cuna de los grandes de nuestro balompié Barcelona y Emelec.
Pero esa no fue su carrera. Lo suyo, a más del futbol, han sido los caballos.
El principal polo de desarrollo en Guayaquil ha sido el hipódromo, donde quiera que este se ubique. Hablemos del tercer hipódromo de la urbe, recordado como el Jockey Club de Guayaquil, que estaba ubicado donde ahora se levanta el Centro Cívico, al sur. El primero fue construido alrededor de la fábrica La Universal, en la calle Eloy Alfaro. El segundo estaba cerca del coliseo Huancavilca, en las calle Chimborazo y Francisco de Marco. Y después de ese el que estaba situado en el Centro Cívico.
La cancha era la Calle Guaranda, El Oro y Venezuela. Si miramos con detenimiento aún podemos ver las tribunas del viejo hipódromo.
Alrededor de 1956 se construyó un hipódromo detrás de los Ceibos, en la zona que se conoce como Santa Cecilia. Ese fue el cuarto hipódromo, pero el segundo en importancia porque fue uno muy grande, muy bonito.
Por varias circunstancias, cierra sus puertas en enero de 1979. En Octubre de 1980 se inaugura Buijo, ahora denominado Miguel Salem Dibo. Es un lugar muy bien hecho, bonito, muy funcional y en donde, justamente hace dos semanas tuvo lugar el torneo Jinetes del Pacifico. Estuvieron personajes de Chile, Bolivia, Perú y Ecuador. Fue una fiesta y alegría porque por fin se nombró al hipódromo como destino turístico del Guayas. Este evento fue patrocinado por la Prefectura del Guayas y vale decir que por primera vez un gobierno, en este caso provincial, se acuerda del hipódromo.
Si no ha tenido apoyo de gobiernos ¿Cómo se ha sostenido esta actividad?
Por la afición. Mire usted que ese hipódromo se hizo en los ochentas cuando no teníamos más que medio puente. No había ni una sola casa desde el puente hasta el hipódromo. Todo este mundo hípico en la ciudad lo ha sostenido la afición de los propietarios de caballos. El principal es Santiago Salem, dueño de la gran mayoría, Pepe Hanze y Roberto Konfle. En realidad no tengo idea de cómo esté el asunto de las acciones, pero la afición ha sostenido esta hermosa parte representativa de la ciudad.
Fíjese que todos los lugares donde los hipódromos han estado se han convertido en eje del desarrollo, tanto en ámbito público como privado. Otro ejemplo: recuerda usted que el balneario natural de Guayaquil ha sido siempre Playas y no Salinas, ¿verdad? Sin embargo cuando se hizo el hipódromo en Santa Cecilia en el año 1956, y se dan cuenta de que en el invierno no se podía correr porque los mosquitos y las lluvias lo impedían, hacen un hipódromo en Salinas, detrás del colegio Rubira, llamado el Costa Azul. Allá acudían los dueños con sus caballos en la época de invierno y se corría de enero a mayo. Nunca se detuvo la actividad hípica, María Josefa. La afición la empujaba, la sostenía.
¿De alguna manera, en algo, alguna institución colaboraba?
Recuerdo, talvez … cuando algún municipio nos daba un trofeo de plástico.
La hípica es una afición costosa?
En este momento, en Ecuador son por lo menos mil familias las que viven de la hípica. Hay jinetes, preparadores, autoridades de control, criaderos de caballos. Uno vía Salinas que lleva el nombre de Salem Dibo como homenaje, hay otro vía Progreso- Playas, por Bucay, está en Eva María, otro cerca de Cerecita, etc. Por lo menos unas doscientas yeguas madres en el país.
¿Es una afición que crece?
No crece.
¿Vio? Talvez es porque cuesta mucho…
No, no es caro. Dígame usted a que espectáculo puede ir gratis con su familia. ¿Cuánto le costaría a una familia de cuatro miembros divertirse en cualquier tipo de entrenamiento? Ir al hipódromo es gratis. Si quiere apostar, apuestas. Si no, no apuestas. Es un espectáculo que no tiene costo alguno. Lastimosamente, y no sé si con mala fe, atribuyen problemas de dinero a los aficionados. ¿Acaso puede “quebrar” un rico si es que pierde una apuesta semanal de doscientos dólares? ¡Cuánto pierde la gente en los casino? Son dos cosas que no se pueden comparar.
¿Guayaquil cuenta con buenos formadores de jinetes?
Sí. Hay jinetes ecuatorianos que han corrido en Argentina. Walter Carrión, recientemente fallecido, corrió en México, Panamá y Cuba, cuando en este último país la hípica era de altísimo nivel. Eduardo Luque ha corrido en cinco o seis países, el quiteño Jorge Calderón y el “Negrito” José Romero (Guayaquil) estuvieron por Europa en los años cincuenta.
¿Qué se requiere para ser un buen jinete?
Primero tiene que gustarle. Segundo, hay que mirar el físico, debe pesar ente 48k y 50k, no más. Con la edad podrán subir a 53 o 54, pero no más. ¿Sabe qué? Todo este universo de la hípica esta en los genes. Generalmente los nuevos jinetes son los hijos o sobrinos de jinetes. Por ejemplo, Víctor Hugo Molina Bajaña llegó al hipódromo muy joven, pero lo que quiero decirte es que, teniendo las condiciones y las ganas, se logra ser un buen jinete.
¿Corrió aquí, en nuestro país?
Nunca
¿Por qué?
Por esas cosas sobre las que uno no tiene control, la familia. Pero hubiera sido lindo que viniese a correr a su tierra después de ganar tres mil carreras en EE.UU. Este deporte está por todo el mundo. La reina Isabel II dedica veinte minutos diarios a sus caballos, no hay un día que deje de hacerlo, y estamos hablando de una mujer de más de noventa años. La hípica es una locura en otras partes, aquí no se la ha promocionado en la forma debida.
¿Por qué?¿ será que a los funcionarios y autoridades no les gusta mucho?
Jaime Nebot, al alcalde, iba al hipódromo. Su padre, Jaime Nebot Velasco, tenía muy buenos caballos. Antiguamente la sociedad de Guayaquil, no tan grande como ahora, se reunía en el hipódromo. Era muy famoso el “Sábado inglés”, reuniones donde se hablaba de la hípica. León Febres Cordero no solo tenía buenos caballos sino que fue presidente del hipódromo por muchos años. Y su padre, don Agustín Febres Cordero T..- fue un apasionado hípico desde 1921.
¿Y esa costumbre de reunirse en un hipódromo por que se perdió?
Ahora la juventud tiene otros gustos. A pesar de que algunas costumbres se han perdido, después del futbol nada convoca más gente que la hípica. Todos los domingos van al hipódromo entre dos mil y tres mil personas, mientras que en algunos partidos de campeonato nacional. No hay ni doscientas personas en el estadio. El Hipódromo tiene clientela fiel todas las semanas.
¿Cuánto cuesta mantener un caballo?
Alrededor de $400 al mes, y si se incluyen vitaminas $500. Pero … ¡ver ganar a un caballo propio no tiene precio! En el futbol he visto muchos goles, pero lo que se siente al ver ganar a tu propio caballo no tiene comparación.
¿Esa relación afectiva entre el caballo y su dueño que aparece frecuentemente en el cine es real? ¿O dulcifican esa relación solo para captar público?
Es real María Josefa. Y le voy a contar algo, sabiendo que hay un Dios arriba que no me deja mentir. Cierto día voy con mi hijo de cinco o seis años al hipódromo. De pronto, lo pierdo de vista y cuando lo busco me dicen que está en el pesebre, lugar donde estaba Mucho Ojo, un caballo argentino de mi propiedad, hermoso, pero un genio peligroso … Imagínese como me puse de solo pensar que el caballo podía estar galopeando o pateándolo. Pero cuando llegue, Mucho Ojo le estaba lamiendo el rostro.
Silvio se queda unos segundos en silencio. Sus ojos, que son clarísimos, se hacen aún más claros. Pienso que ni los caballos ni los goles de Barcelona son más importantes que los afectos cuando se dibujan en los ojos de mis invitados. Pienso que me permiten ser testigos de hasta donde brillan por dentro y concluyo una charla más que escribiré y que valió la pena. Pero estas cosas no se las digo nunca. Parpadeo despacio y paso el siguiente tema.
Silvio, me decía hace unos minutos que la hípica ha sido mal promocionada. ¿Particularmente cómo?
Porque han querido ubicar a la hípica como una ventanilla de apuestas. Y eso no es así, la apuesta es un complemento. Ahí es donde está la falla.
A aquellos que equivocadamente creen que es una ventanilla de apuestas, ¿ qué les diría sobre la hípica?.
¡Que es una pasión! Que es una actividad que genera empleo y que consume en millones de productos agrícolas. Pasto, cebada, vitaminas, el cuero y sus derivados. Es el único espectáculo que se ofrece de manera gratuita. En Estados Unidos es la tercera industria sin chimenea. Hasta ciento ochenta mil personas entran en uno de los más importantes hipódromos en Chile por ejemplo. Claro, hay que reconocer que ahora se puede disfrutar de las carreras y apuestas por el teléfono, gracias a la tecnología. Yo no quiero eso, a mí me gusta ir al hipódromo. Llevo setenta años de mi vida yendo al hipódromo y no hay un solo día en el que yo haya salido disgustado de allí, así mis caballos hayan perdido.
Guayaquil celebra sus fiestas de fundación. ¿Qué mensaje les daría a nuestros lectores?
Debemos recuperar el amor a nuestra ciudad dando ejemplo de civismo, respetando la historia, comprometiéndonos con nosotros mismos. Guayaquil debe volver a ser una ciudad segura, confiable a propios y extraños, donde los mayores damos buenos ejemplos a las nuevas generaciones, el deporte reste espacio a los vicios y seamos tres millones de concejales apoyando la labor del alcalde de manera permanente, sin miramientos políticos. Rescatemos el centro de Guayaquil, su maravilloso bulevard que fuera durante décadas el sitio principal de reunión de nuestra adolescencia, donde los jóvenes nos deleitábamos las tardes sabatinas y dominicales admirando y enamorando a las preciosas guayaquileñas.
Silvio, fue un gusto conocerlo y charlar con usted.
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