Antonio Aguirre Medina/Guayaquil

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Después de haber estado bajo la sombra por algunos meses acaba de regresar al campo de la sedición que tanto necesita para alimentar su odio genético y complejo existencial.

Su presencia justamente coincide con el cercano intento de sacar del poder a un presidente inoperante que cada día defrauda más a sus electores por sus incontables e injustificados errores al intentar gobernar con el enemigo dentro de casa y no haber combatido la corrupción como la ofreció, es más, hay certeza que continúa igual que antes.

Prohibido olvidar que junto a su compinche el nuevo Cacique del Siglo. XXI, Leonidas Iza, incendiaron y estuvieron a punto de destruir la Capital de la República y tomarse el poder ostentado por el expresidente Lenin Moreno, próximamente prófugo de la justicia.

Es elemental que el actual gobierno ya tenga activado su sistema de seguridad nacional y estar preparados para la hecatombe que se le viene encima, esta vez con un mayor número de enemigos juntos con el único fin desestabilizador del sistema constituido gracias a un infantil y, a la vez, torpe manejo de varios intentos fracasados por una oposición menos que mala y ambiciosa como ninguna otra en la historia nacional.