Relato de una censura anunciada
Antonio Aguirre
antonioxaguirre@gmail.com
Como estaba anunciado y previsto se llevó a efecto el juicio político que censuró al ex Contralor General del Estado que previamente había renunciado a su cargo por motivo de su precaria condición cardiológica, como era de suponerse debido a su grave estado de salud el interpelado no se presentó y fue representado por su Jurista defensor.
Su condición de salud no debe ser tan preocupante por qué han circulado fotos entrando a restaurantes caros como a esos que le gustan a la gente muy adinerada acostumbradas al buen vivir.
Nada positivo ganó el país con ese mamotreto de interpelación sin interpelado, no pudo ser destituido debido a que ya había renunciado, la investigación por concusion continúa en la Fiscalía y terminará el día de San Blando que nadie sabe cuándo, sobre lo que el país esperaba saber sobre Odebrecht ni una palabra nueva y castigo que se sepa, todavía ninguno.
Lo único que quedó en el aire es que el interpelado en su defensa se declaró «un chivo expiatorio» para «distraer al país del otro juicio político» que el país entero sabe a quien se refiere.
Por la majestad de su cargo y la continuidad en el mismo, el ex Contralor debe tener mucha información de todos los funcionarios nuevos y reciclados de la década perdida lo que lleva a pensar que es mejor que este afuera que adentro.
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