Opinión

Régimen de Maduro recrudece violencia contra periodistas y confirma carácter dictatorial

Diario El Nuevo Herald de Miami

Ante un pueblo iracundo y hambriento que reclama el fin de la opresión en movilizaciones multitudinarias, el régimen venezolano ha incrementado los ataques a periodistas con alarmante ferocidad durante los últimos días. Trabajadores de la prensa venezolanos y extranjeros son intimidados, agredidos, rociados con gases lacrimógenos, inmovilizados y arrestados en esta redoblada ofensiva contra la libertad de expresión y el derecho a informar.

Silenciar la verdad –y atacar a sus custodios– se ha convertido en una norma antidemocrática cardinal en el control impuesto por el chavismo al flujo de información a fin de alcanzar la hegemonía comunicacional. Para ejercer su oficio durante 18 años de hostilidades, los comunicadores han enfrentado la intolerancia, el discurso estigmatizador de la faena periodística y amenazas a su seguridad personal, así como la precipitada desaparición de medios independientes y plazas laborales. Un aterrador panorama profesional.

El peligro acecha a cada paso. En la cobertura de las protestas antigubernamentales escenificadas a lo largo del país, numerosos periodistas y reporteros gráficos han sido embestidos por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana, declaró el Colegio Nacional de Periodistas. Entre los agredidos se encuentran trabajadores de La PatillaEl Nuevo País, Globovisión, VivoPlay, Efecto Cocuyo, Reuters, Radio Caracol, Univisión y VTV.

Seccionales del gremio periodístico venezolano denunciaron también la detención arbitraria de un colaborador de portales informativos en Barquisimeto, y el atentado contra la sede del diario Nuevo Día en Coro, ambas ciudades en la región occidental.

Asimismo, los periodistas son salvajemente golpeados, y sus equipos de trabajo desvalijados, por delincuentes de los llamados colectivos o grupos de base armados del chavismo, frente a la mirada indiferente de los uniformados de los cuerpos de seguridad a plena luz del día.

La escalada de violencia, el incremento de medidas intimidatorias y la criminalización del ejercicio de la libre expresión fueron condenados el jueves por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En un comunicado, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la entidad hemisférica, Roberto Rock, explicó que los periodistas y medios atacados, amenazados e intimidados “se encuentran en estado de indefensión ante un Estado que los señala como fuente de los males del país y más bien incentiva y justifica esos ataques”.

La SIP informó que no menos de 17 corresponsales extranjeros han sido deportados o se les impuso trabas para ejercer el periodismo. Por otro lado, las cadenas internacionales CNN en Español y NTN24 vieron suspendidas sus señales en el país, y las páginas web de los canales digitales de noticias VivoPlay y VPI TV fueron bloqueadas por orden de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Entretanto, los espacios críticos del gobierno en la prensa nacional se han reducido drásticamente, a la vez que los medios estatales bombardean a la audiencia con propaganda política.

El régimen de Nicolás Maduro hace añicos, a la brava, el Derecho, la institucionalidad, el orden constitucional y el anhelo democrático del pueblo venezolano. Desde las trincheras, los informadores se juegan la vida y se sueltan la mordaza en una recia batalla por informar sobre ese tenebroso acontecer. Por la justicia, la libertad y la dignidad humana, la comunidad internacional, los organismos multilaterales y las organizaciones de prensa deben exigir la defensa y el respeto a su encomiable labor.

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