REFLEXIONES DE GUEIBY
Gabriel Navas Vinelli (Gueiby)
gabnavas@gye.satnet.net
Callar una pena es más asfixiante que ahogarse en un mar de lágrimas.
El pesimismo es el polen de la amargura, fecunda en los corazones sin fe.
No hay que hiera más a tu enemigo, que tu indiferencia.
Jamás trates de convencer a alguien predispuesto a no entenderte, limítate a comprenderlo… él se convencerá después.
Más alcance tendrá tu imaginación, mientras menos la forcés a elevarse.
El corazón del hombre es como el mar: se agita, se enfurece y se apacigua… ambos tienen una razón para variar.
El amor es como la verdad absoluta, no se la conoce en toda su inmensidad; pero, qué bello es amar aunque jamás el corazón conozca la verdad.
Nadie puede decir que es transparente, mientras vea reflejarse en el espejo de su vida una falta que lo ahoga, y que lo haga temer la muerte.
Jamás exijas que te jueguen limpio, si tienes tus manos sucias.
No hay herida que sangre más que la de tu enemigo, cuando sabe de tus triunfos y virtudes.
No pienses en lo que te falta por vivir, recuerda lo vivido y vive el presente.
Los niños son la esperanza del mañana. El mañana de los niños está en manos de los mayores.
La mujer es como la naturaleza: fecunda y sabía. No la agotes, ni la fatigues, cuídala y disfrutarás de ella.
El miedo puede ser valentía reprimida, o una cobardía descontrolada… o simplemente nada.
Dijo el pecador al confesarse: mis pecados veniales, los conoce el mundo, los mortales solo Dios lo sabe.
Dijo la prostituta al confesarse: peque por hambre, y de ello me arrepiento. “no sé más tarde, cuando vuelva a tener hambre”
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