Internacional

Referéndum en Escocia: una independencia con muchos interrogantes

El jueves 18 de septiembre los escoceses acuden a las urnas para decidir si quieren o no independizarse de Reino Unido.

Cuál sería la moneda independiente?  ¿Lograría una nueva Escocia su ingreso en la UE? Y, sobre todo, ¿sería viable económicamente? La economía domina el debate. Los escoceses deciden este mismo jueves si rompen la unión sellada con Inglaterra en 1707.

Pero pese a que en los últimos meses los partidarios de la independencia, con el ministro principal Alex Salmond como abanderado, se han esforzado en poner en valor los beneficios que ello conllevaría, lo cierto es que son aún muchos interrogantes por aclarar. Mientras, el primer ministro británico, David Cameron, vuelve hoy a Escocia para hacer campaña por el «no» a la independencia, cuando faltan tres días para el referéndum y las encuestas anticipan un resultado muy ajustado.

Salmond, ha defendido desde el principio que una Escocia independiente mantendría la libra esterlina como moneda, algo que rechaza Londres y los principales partidos británicos. El premier David Cameron lo dejó claro otra vez en su visita del pasado miércoles: abandonar el Reino Unido supone abandonar la libra.

Cameron, que vuelve hoy a Escocia para hacer campaña por el no a la independencia, insistirá en los beneficios financieros de conservar el Acta de Unión de 1707Cuando Salmond presentó en noviembre de 2013 el llamado Libro Blanco de la Independencia -un documento histórico donde, supuestamente, se despejaban todas las dudas sobre cómo sería Escocia fuera del Reino Unido-, afirmó que el país seguiría con la libra y dependiendo del Banco de Inglaterra porque “es lo mejor para Escocia y para el Reino Unido”. Sin embargo, el Banco de Inglaterra también ha mostrado sus dudas: su gobernador, Mark Carney, ha asegurado que Escocia necesitaría una enorme reserva de libras si adopta esta moneda sin contar con Reino Unido.

Otras opciones que se barajan pasa por mantener la libra pero no una unión monetaria con el resto de Reino Unido, adoptar el euro -lo que llevaría tiempo-, o crear una nueva moneda propia, lo que permitiría al nuevo estado tener un mayor control sobre su política monetaria.

La economía domina el debate. Para algunos analistas, la ruptura con el Reino Unido supondría un fracaso. Entre ellos se encuentra el Nobel de EconomíaPaul Krugman, quien en el diario New York Times ha advertido de los riesgos que provoca la secesión: “Tengo un mensaje para los escoceses. Estad asustados, estad muy asustados. Los riesgos de ir por vuestra cuenta son enormes. Podéis pensar que Escocia puede convertirse en otra Canadá, pero es mucho más probable que termine convirtiéndose en una España sin el sol”, dijo. Su amenaza se suma al riesgo real de que varias empresas financieras, pero también otras entidades, opten por trasladar sus oficinas al sur si finalmente gana el “sí”.

El pasado jueves los bancos británicos parcialmente nacionalizados Lloyds y RBS anunciaron que se trasladarán a Londres en caso de secesión. Incluso el propio Royal Bank of Scotland ha anunciado que no descarta esta opción. David Cameron, que vuelve hoy a Escocia para hacer campaña por el «no» a la independencia, insistirá en los beneficios financieros de conservar el Acta de Unión de 1707, por la que Escocia está unida al Reino Unido, y resaltará que no habrá «vuelta atrás» si la región decide separarse del resto del país.

Lógicamente, para el otro bando, una Escocia independiente es viable. Salmond confía en los ingresos procedentes de la explotación de hidrocarburos en el Mar del Norte. Por ahora, se da por hecho que Escocia se quedaría con el 91% de los impuestos procedentes del petróleo que se extrae de esta zona en base a la delimitación entre Escocia e Inglaterra. (Reuters/La Nación)