Opinión

Próximo a un triste final

Antonio Aguirre Medina

antonioxaguirre@lanacion.com.ec

Solamente un milagro llevaría al ídolo local y equipo con mayor número  de  seguidores en el país, Barcelona, a ganar la segunda vuelta del campeonato nacional de fútbol y disputar con su compañero de barrio Emelec la final por el Campeonato Nacional.

A excepción del último clásico los otros cuatro partidos han sido un verdadero desastre ya que han entregado puntos que de no haberlos perdidos hoy estarían como punteros absolutos y sin ningún peligro de perder esta segunda vuelta.

Contra Independiente Sangolquí, el jugador  Matías Oyola falló un penal que hubiese sido el gol del empate, esa falla le costó dos puntos.

Contra Manta jugando de local perdió los tres puntos en disputa.

Contra Deportivo Cuenca de local se dejó empatar faltando poco minutos para el final perdiendo otros dos puntos.

El último partido contra Liga Deportiva Universitaria de Quito pudo haber roto la mala racha de no haber ganado nunca en el estadio Casa Blanca, fallando un penal el jugador  Cristian  Suárez, perdiendo otra vez dos puntos.

Sumando estos cuatros desastrosos partidos el equipo perdió nueve puntos, si le restamos los cuatros que Independiente le lleva de diferencia fuera primero con cinco puntos a favor  que prácticamente serían inalcanzables.  Solamente si hubiesen ganado los partidos en casa ante Manta y Deportivo Cuenca,  estuviera un punto más arriba que su rival directo que es el equipo de Sangolquí.

Parece mentira que en tan corto tiempo haya desaprovechado tantas oportunidades en concretar los goles que le hubieran tenido en la punta de este campeonato, solamente en el partido contra Deportivo  Cuenca fallaron trece oportunidades claras de gol y una cantidad menor ante Manta.

Tienen la plantilla más cara y numerosa del país, que ganan más que nuestros ejecutivos y banqueros criollos, son mimados por los dirigentes,  prensa y afición, sin embargo no responde en la cancha.

El Ídolo popular es la mejor marca del país y poco a poco la están destruyendo con estos resultados adversos.  Ya no es el equipo aguerrido de antaño, hoy es un equipo que se entrega con facilidad a sus rivales muchas veces demostrando poco interés,  sus jugadores se hacen amonestar con tarjetas amarillas  o provocando expulsiones innecesarias que hacen daño al equipo en vez de preocuparse de  satisfacer y halagar a la mayor hinchada nacional.

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