Prioridades en serio: es tarde para lágrimas
Opinión por Luis Autalán./argentina
Viene a cuenta de estos días frenéticos un recuerdo: cuando Adelino Carrá cumplió 50 años, dos amigos, Patricio y Federico, le organizaron una fiesta de cumpleaños. Mesa chica para tres. Carrá estaba desocupado y esos socios del silencio entendieron todo. Pudo contener las lágrimas del brindis, pero, al llegar a su casa, su hijo Juan le había dejado una notita manuscrita que finalizaba así: «Papito, nadie quiere verte triste y sé que vas a volver a trabajar muy pronto». Húmedo e imaginable final de aquella noche.
Por estas horas hay comercios minoristas del conurbano bonaerense que no tienen ni siquiera terceras marcas para vender. No hay precio, no se entrega mercadería y escasean los clientes. Algunos comerciantes hacen catarsis al mediodía ante algún ocasional visitante de su local. «Sos la tercera persona que entra desde las 9 que abrí», textual.
Crece esta secuencia de datos duros, y no sabe a broma que en los estantes faltan hasta las marcas «Cuchuflito» y «Pindonga». Y el escenario, el verdadero riesgo país, es tan grave que incluso aquellos que tuvieron la tristeza de perder a un ser querido deben salir a pedirles a otros familiares que los ayuden a juntar unos pesos para el sepelio.
La pobreza abraza en modo letal y sin distinción de edades. Ella, que ríe a carcajadas cuando la piropean por «estructural». A una semana del reto presidencial -para todos y todas- por el voto en las PASO, el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, reseñó su charla con Mauricio Macri en cuanto a «prioridades de gestión«. Quizás ambos, como otros miembros del gabinete, segundas líneas y siguen firmas, omitieron un detalle: no estamos en diciembre de 2015.
Hace un rato, sobre el verde y prolijo césped de Puerto Madero vimos durmiendo, tapada con una frazada, a una familia. Mientras todavía algunos ejecutantes de partituras liberales o neo disparan más odio hacia los pobres o supuestos vagos, otros consideran que hay «alivio» porque parece que el consultor político predilecto del macrismo, Jaime Durán Barba, «no vuelve más».