Por las calles del recuerdo
JAIME LEONARDO MANTILLA
De “La Carolina” a “Palermo”
Silvio Devoto
sidepaderby@hotmail.com
La sola mención de su nombre evocará en más de un aficionado a la hípica de antaño la figura de un látigo de elegante postura que hizo disfrutar en muchísimas ocasiones en los hipódromos donde lo vieron actuar, colombianos, argentinos y naturalmente ecuatorianos.
En Mantilla su fusionaban las cualidades que hacen grande a un jinete, talento, rigor y decisión, elementos que unidos a una silla elegante, ubican sin lugar a dudas a un látigo en el sitial de honor de cualquier centro turístico. Nada más cierto que en el caso de este sobresaliente as de la fusta que saboreó la miel del éxito en los once hipódromos en que corrió.
Nacido en San Antonio de Pomasqui, se amigó desde niño con el caballo ayudando en las labores agrícolas a su señor padre que era capataz en una Hacienda cercana a la ciudad capital, propiedad de la familia Valdiviezo, antes de cumplir quince años de edad, por 1951,hizo presencia en “La Carolina” cuidando caballos para obtener poco después la patente de aprendiz sobresaliendo de manera inmediata en época de verdaderos ases de la fusta como los chilenos Luis Bravo, Enrique Canales, Viterbo Carrasco, los peruanos Tiburcio Tapia y Albino Ubidia y los ecuatorianos Abel Vaca, Segundo Luque, Eliseo Dillon y Jesús Yánez, entre otros, ante los que debía rendir exigente examen, semana a semana, monta a monta.
Más de doscientas cincuenta victorias en las seis únicas temporadas del hipódromo capitalino (1951-1956), desde su “bautizo” con el nacional Huracán hasta ganar varias estadísticas y conquistar los clásicos más importantes con la extraordinaria Dina Mia, propiedad de don Germánico Paz, fueron su carta de presentación para venir a Guayaquil a mediados de la primera temporada del “Santa Cecilia”, año 1956.
Debutar y ganar fue una sola, la bondad de una monta elegante, su maestría para dosificar el caballo, su inteligencia para manejar la carrera y el rigor necesario para obtener su mayor rendimiento, lo ubicaron prontamente entre los primeros de una estadística que tuvo como ganador al chileno Oscar Bravo por estrecho margen sobre el ecuatoriano Eduardo Luque con el disputaría palmo a palmo la siguiente haciéndola suya por dos victorias en la última fecha.
Una de sus primeros grandes éxitos se dio a poco del debut, sobre el sillín de Miss Embassy en la primera edición del “Velocidad”, importante Clásico de Calendario que volvería a ganar sobre los lomos de Haribal, Teseo, Díscolo, Jerez y Guin Lac, sentando marca de victorias en el mismo. Récord que impusiera también en la Triple Corona Nacional del mismo “Santa Cecilia” al anotar su nombre con Bananita (1962), Miss Flora (1963) y Capo di Monte II (1965).
La llegada más recordada en las veinte y cuatro temporadas del bellísimo hipódromo de Mapasingue tuvo a Mantilla como actor principal sobre el sillín de Sharling, en junio 23 de 1957, alcanzando en el salto final a Old Melody por ¨mínima” encontrando una pasada casi imposible faltando veinte metros para el disco, entraron luego, haciendo puesta a media cabeza Chante Moi y Fancy Walk, con Bravía, Toledano y Fascinado encima, del primero al séptimo menos de un cuerpo.
Chevriere, Serpentín, Ridi Sempre, Quel Veinard, Perdición, Fascinado, Díscolo, Mar Negro, Peter Flower, con el que no alcanzó a ganar, Bakarat, Punto y Banca, Mentida y Jardenia, entre muchos otros grandes campeones, estuvieron bajos las riendas de nuestro crédito nacional, que justamente en los estribos de la última, llamó la atención del gran LEGUISAMO que lo invitó a viajar a Argentina para continuar su carrera.
Mantilla, que ya había conducido en Colombia, no lo dudó y al instante arregló papeles y viajó a Buenos Aires. El apoyo del fabuloso Legui fue total, cansado de las prórrogas y negativas para patentar a nuestro compatriota, amenazó con renunciar a su cargo de Miembro de Honor de la Comisión de Carreras, lo que motivó la tan demorada autorización que llegó un martes a la hora meridiana y tuvo la mejor respuesta de parte del ecuatoriano que al día siguiente, veinte y cuatro horas después, debutó en “La Plata” ganando con Valle Nativo.
Luego vinieron centenares de triunfos en los principales hipódromos argentinos, “Palermo”, “San Isidro” y “La Plata”, muchas victorias en Clásicos y Premios Especiales, destacando el alcanzado con Niarkitos en el “General Pueyrredón” sobre cuatro mil metros.
También corrió un internacional en “Maroñas”, entrando tercero, y fue ganador en el “Independencia” de Rosario en un Premio Especial.
Orestes Cosenza, Oscar Nardi, Cayetano Sauro, Alberto Tévez, Vilmar Sanguinetti, Alberto Plá, el venezolano Justo Torres y los peruanos Adolfo Sánchez y Ricardo Alzamora, rivalizaron con el látigo capitalino que en 1970 optó por volver Ecuador, logrando éxitos clásicos en el “Costa Azul” entre otros con Guantánamo, Tentado, No Va Más y Ruletero.
Cuatro países y once hipódromos son testigos de la elegante y eficiente monta de éste ecuatoriano que siempre hizo buena letra midiéndose de igual a igual con las mejores figuras de la fusta de América.
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