Periodistas argentinos se sienten inseguros
@Reuters
El Gobierno de Argentina dijo que los periodistas pueden trabajar con libertad en el país, luego de que un reportero que informó sobre la misteriosa muerte de un fiscal abandonara la nación asegurando que temía por su vida.
Argentina fue sacudida la semana pasada por la muerte de Alberto Nisman, el fiscal que había acusado a la presidenta Cristina Fernández de encubrir a los responsables de un trágico atentado perpetrado hace dos décadas en la capital argentina.
Damian Pachter, que trabaja para el diario Buenos Aires Herald, fue el primer periodista que informó sobre un incidente en el departamento del fiscal. Días antes, Nisman había apuntado públicamente contra Fernández y su canciller Héctor Timerman.
«En la Argentina hay plena seguridad para todos los periodistas para que puedan desempeñar sus funciones», dijo el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, en conferencia de prensa, intentando calmar las aguas.
Pachter llegó el domingo al aeropuerto de Israel, de donde su familia es originaria, mostraron imágenes de Reuters. “Me voy porque mi vida corre peligro. Mis teléfonos están pinchadísimos (muy intervenidos)», había dicho el sábado al sitio web del diario Infobae (www.infobae.com).
El periodista argentino escribió una nota en primera persona que fue publicada el lunes por el diario israelí Haaretz en la que afirmó que se sentía observado y que temía por su seguridad. Los datos de su vuelo a Israel y hasta el monto que pagó por su ticket fueron difundidos por la agencia de noticias oficial con información de la aerolínea estatal, y luego reproducidos por el Gobierno.
Nisman, que estaba a cargo de la fiscalía especial que investiga un atentado de 1994 contra la mutual judía AMIA que dejó 85 muertos, fue hallado el domingo 18 de enero en el baño de su departamento con un disparo en la sien y un arma a su lado.
Nisman tenía que exponer al día siguiente ante diputados en una reunión a puertas cerradas los detalles de su denuncia, que también involucra a dos dirigentes políticos y un legislador.
La denuncia de Nisman -unas 300 páginas que se conocieron la semana pasada- fue considerada débil por el Gobierno y algunos expertos, que argumentan que los servicios de inteligencia que colaboraban con el fiscal pudieron brindarle información falsa.
Nisman creía que había existido un fallido plan secreto entre Buenos Aires y Teherán para «desincriminar» a varios iraníes -sobre los que pesan alertas rojas de Interpol por el caso- con el objetivo de restablecer los lazos diplomáticos y comerciales entre ambos países.
El desenlace fatal del fiscal es investigado bajo la carátula de «muerte dudosa». Las sospechas abundan y no se descarta ninguna de las tres hipótesis posibles: suicidio, suicidio instigado y asesinato.
El fin de semana, la fiscal a cargo de investigar el caso informó que la autopsia determinó que el arma que acabó con la vida de Nisman fue disparada a una distancia inferior a un centímetro de la sien, lo que apoya la teoría del suicidio.
«Fue prácticamente apoyando el arma sobre el parietal derecho (…) Apoyada sobre el plano óseo, prácticamente o a un centímetro máxime de distancia de entre el plano óseo y el arma», dijo la fiscal Viviana Fein al canal de noticias TN.
En un comunicado publicado el lunes, Fein dijo que ha imputado a Diego Lagomarsino, un colaborador de Nisman, por haberle prestado el arma de la que salió el disparo mortal.
La justicia ya había prohibido la salida del país de Lagomarsino. El imputado dijo que le prestó la pistola a Nisman porque él se la había pedido, alegando que la necesitaba para protegerse, según medios locales.
Además, dijo que ha iniciado un «análisis profundo» sobre las imágenes de las cámaras de seguridad del edificio de Nisman después de detectar «falencias» en los registros escritos de ingresos y egresos del lujoso complejo ubicado en el barrio de Puerto Madero.
El fiscal Nisman contaba con una custodia personal compuesta por diez agentes de la policía federal. Su actuación en el día de la muerte de Nisman se encuentra bajo la mira.
El Gobierno sospecha que la muerte de Nisman pudo haber sido instigada por agentes de inteligencia desplazados recientemente. Portavoces oficiales han apuntado a un ex agente llamado Antonio Stiusso, quien dicen que engañó a Nisman asegurándole que dos hombres clave en la investigación del encubrimiento eran agentes en servicio activo.
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