Papa Francisco critica en la ONU la ambición sin límites a costa de mayor pobreza
La concurrencia de líderes este año a la Asamblea General de la ONU habría sido la mayor de la historia.
NACIONES UNIDAS. El Papa Francisco condenó el viernes el ansia por bienes materiales y poder, advirtiendo a los líderes mundiales reunidos en Naciones Unidas que la codicia está destruyendo los recursos naturales de la Tierra y agravando la pobreza.
El líder espiritual de 1.200 millones de católicos criticó con dureza el grave pecado que supone la exclusión social y económica en su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
«Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia», dijo Francisco.
«El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades», remarcó.
Francisco, el primer Papa latinoamericano, ya ha criticado varias veces al capitalismo desenfrenado en sus dos años de pontificado, pero el viernes habló ante una audiencia de poderosos en la ONU, que está celebrando su septuagésimo aniversario.
La concurrencia de líderes este año a la Asamblea General de la ONU habría sido la mayor de la historia.
Francisco, de 78 años, llamó a los gobernantes a combatir el tráfico de personas, ampliar la educación a las niñas y terminar con la destrucción de la biodiversidad, porque «cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad».
El Papa llegó a Nueva York el jueves en la noche tras instar al Congreso de Estados Unidos a que ayude a sanar las heridas creadas por la división en muchos asuntos, como el conflictivo debate sobre inmigración.
El pastor argentino ha captado la atención de Estados Unidos por trasladarse en un pequeño Fiat en Washington y Nueva York, en una señal de humildad.
Francisco instó a que los líderes mundiales a que aseguren a su gente lo mínimo necesario para acceder a una vida digna. «Este mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad de espíritu, que compromete la libertad religiosa, el derecho a la educación y todos los otros derechos cívicos», sostuvo.
DERECHO A LA EDUCACIÓN
Entre los asistentes al discurso del Papa estuvieron el presidente de Cuba, Raúl Castro, y Malala Yousafzai, la joven de 18 años que lucha por los derechos de las niñas a educarse, cuya presencia no pasó desapercibida.
«Para que estos hombres y mujeres concretos puedan escapar de la pobreza extrema, hay que permitirles ser dignos actores de su propio destino (…) Esto supone y exige el derecho a la educación –también para las niñas, excluidas en algunas partes–, derecho a la educación que se asegura en primer lugar respetando y reforzando el derecho primario de las familias a educar», destacó Francisco.
También advirtió contra imponer los valores liberales occidentales al resto del mundo a través de una colonización ideológica y llamó a la prohibición total de las armas nucleares.
En el que quizás fue el tramo más político de su alocución, se refirió al acuerdo nuclear entre Irán y las potencias occidentales.
El pacto «es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho, ejercidos con sinceridad, paciencia y constancia. Hago votos para que este acuerdo sea duradero y eficaz y dé los frutos deseados con la colaboración de todas las partes implicadas», dijo.
Luego de su discurso, el Papa encabezó una oración con miembros de otros credos en el lugar de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que destruyeron las Torres Gemelas y en los que murieron más de 3.000 personas.
«En las diferencias, en las discrepancias, es posible vivir un mundo de paz (…) Juntos hoy somos invitados a decir ‘no’ a todo intento un informante y ‘sí’ a una diferencia aceptada y reconciliada», dijo en un emotivo discurso.
«Aquí, en este lugar de la memoria, cada uno a su manera, pero juntos, les propongo hacer un momento de silencio y oración. Pidamos al cielo el don de empeñarnos por la causa de la paz (…) Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor. Paz en este mundo vasto que Dios nos lo ha dado como casa de todos y para todos. Tan solo, Paz». (Reuters/ La Nación)