Opinión

EL PAÍS DEL NUNCA JAMAS

Antonio Palacios

tonypalaciosf@hotmail.com

El Ecuador  es un país ubicado en uno de los continentes de nuestro planeta, convulsionado por las diferentes acciones del hombre  que lo somete bajo el pretexto de su  mejor  desarrollo.

Este pequeño país que desde su formación democrática ha sufrido diversos estados que lo han sumido muchas veces en un ente de depresión funcional, originado por los distintos gobernantes  que han ejercido su poder, justificando su accionar basados en la solución del bien de los ciudadanos que lo habitan.

La historia nos dice que desde nuestro origen presidencial (1830) ha sido gobernado por ciudadanos  designados por distintas vías, llámese  congresos, elección  popular o simplemente dictaduras que lavándose sus conciencias y justificándose sus  ansias de poder llegan como salvadores de una nación en peligro de desintegración. Todos en su particular estilo, trataban de proyectar su imagen como demócratas, conservadores, liberales, de izquierda o derecha, o simplemente dictadores revolucionarios respaldados por las armas y un discurso populista de reivindicación social, listos para salvar a un país rico en sus suelos, subsuelos, mar y aire.

Esta evolución del sistema democrático  se desarrolla dentro de un periodo de casi 177 años en que con altas y bajas, este pequeño gran país  funciona ,  no a la perfección, sino más bien   con hombres imperfectos que trabajaron poniendo su propio estilo, unos bien, otros no tan bien, algunos  mal. Sin embargo estos  no  llegaron  al estado de putrefacción del originado por un Mesías que llegó por el 2007 basado en un discurso populista, engañar a un pueblo maltratado por algunos, despreciados por otros. Los cuales  tomaron   como válido su discurso, entregándole el  respaldo electoral para que asuma el poder en  nuestro País.

El engaño fue general, los días pasaban y el Mesías sacando las garras ocultas  escondidas en un disfraz demócrata se cambió al estilo Calígula en un moderno dictador de incalculables propósitos, haciendo que  un juego de palabras y acciones, lo democrático se convierta en la ejecución del deseo y orden de un dictador. La soberbia, la mentira, fueron adoptadas por un ser despreciable con ansias  de  poder sin límites, en el que  su voz, su mandato era la ley de una nueva constitución de él y solo para él. Destrozó las normas de seguridad del Estado, creo sus propias reglas y normas, tuvo como aliado la bonanza en el precio del petróleo, fue guía y cómplice ejecutor del despilfarro estatal. Persiguió las ideas, la opinión y la diversidad de criterio, convirtió el amor en odio. Lamentablemente este ser llegó al poder  por los malos gobiernos anteriores (salvo pocas excepciones). Nuestro País tiene derecho a un cambio, el Presidente actual  tiene la obligación de dar los pasos necesarios para el giro requerido. NO a la corrupción. No al despilfarro. No a la soberbia. No al abuso.

SÍ AL PAÍS DEL NUNCA JAMAS…

 

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