Opinión

¡ORO QUE SACA LÁGRIMAS…!

Por: Mario Ponce Lavalle – Quito

Para quien ha sido deportista y ha tenido el PRIVILEGIO de representar a su país, no existe momento más importante ni sublime, que el escuchar las sagradas notas de tu Himno Nacional y ver izar tu Bandera, ¡al son de aquellas notas…!

Allí, en ese momento glorioso para cualquier deportista, se concentran un cúmulo de sacrificios, aprendizajes, esfuerzos y habilidades, que la práctica de cualquier deporte te demanda… y se refleja también, la otra cara que el deporte exige de ti: esa nobleza de espíritu, ese recio rictus de una personalidad moldeada para bien, ¡ese aprendizaje que las derrotas te enseñan y de ellas sacas el saber y sabiduría para alcanzar la victoria…!

Victoria que mientras más grande y mejor demuestras ser, la recibes con mayor sencillez y humildad, respetando a tus competidores…

El deporte te enseña aquella nobleza inenarrable, que es competir para superarte… Cuantos grandísimos deportistas, no hubiesen sido tales, si no hubiesen tenido al frente, a sus determinados, agresivos, hábiles y excelsos competidores… a los que llegas a querer, llegas a apreciar y con lis cuales, llegas a entablar amistades con fuerza inusitada para llegar a la vejez, y recordar con una copa de vino en la mano, aquellas gestas y competencias que en su momento fueron brillantes…

Llegar a competir en los Juegos Olímpicos de la era Moderna, es el mayor sueño de cualquier deportista; y constituye una meta en sí misma… y GANAR EN UNOS JJOO, es algo especial e imborrable, no solo para el deportista (s) que lo logran, sino para todo el país que está unido como un puño, detrás de ese deportista, o de aquella bella competidora, que llevan pegado a su cuerpo atlético, los colores de su Nación… ¡En nuestro caso, el sagrado Tricolor que nos identifica ante el mundo…!

¡En está imborrable madrugada del 24 de Julio de 2021, el Ecuador reverdeció -a los 25 años- aquellos laureles eternos del ORO OLÍMPICO…!

En las piernas “pura fibra” de RICHARD CARAPAZ, que montado en su cicla -que a ratos parecía un cohete impulsado por fuego- volvían a tomar forma aquellas otras piernas, con aquel rítmico bamboleo que te exige la Marcha Olímpica -a la cual llego a dominar- aquel “cuencanito de oro” que es JEFFERSON PÉREZ, menudito e inmenso, que fue el primero que nos hizo sentir esa alegría inconmensurable, de obligar a que se toquen las notas de nuestro Himno Nacional, y hacer izar nuestra gallarda Tricolor en la arena olímpica…!

Confieso que cuando Richard, nuestra “Locomotora del Carchi”, palmoteaba trémulo de emoción, los guidones de su bicicleta al cruzar la meta, ¡este servidor tenía los ojos enjugados en lágrimas…! Lágrimas de emoción y orgullo, que otras veces he sentido igual, dejándolas correr por mis mejillas pletórico de orgullo, al ver a un Jefferson Pérez, o a un Andrés Gómez conquistar Paris, o a la Liga Deportiva Universitaria consagrarse Campeón de América, o al gran Jorge Delgado y la no menor Mariuxi Febres Cordero llenarse de Medallas en unos Panamericanos en Medellín -donde yo estudiaba- y a tantos otros que no quiero omitir…, ¡y hoy al gran Carapaz…!

¡Qué momentos! ¡Qué alegría! ¡Qué lágrimas más ricas de emoción…!

El deporte es así… contiene todo lo que he tratado de describir en estas letras, en homenaje al grande de hoy, y a los grandes del ayer…ejemplos para las juventudes del mañana; ¡espejos vivos para los que quieren ser algo en la vida…! ¡Ejemplos de lo que es la ANTÍTESIS DEL ERRADO CAMINO DE LA DROGA…!

¡El DEPORTE es la salvación de los pueblos, la salvación de la juventud…!

¡He sentido en primera persona estas emociones… pues tuve el privilegio de ser deportista y representar a mi país desde pequeño…y aprendí, lo sublime que es llevar la Tricolor en mi pecho… y por eso me emociono ante estas gestas superlativas de estos grandes…!

Y quiero cerrar este escrito, enviando mi buena vibra al resto de aquellos 48 ecuatorianos que están en Tokio, estimulados a tope, por el Gran Carapaz, para que den TODO DE SÍ, en pos de una medalla…

Especialmente a una competidora, que nos representará en el deporte que ha sido mi pasión de vida: El golf… Daniela Darquea -orgullo del golf ecuatoriano- estará allí batallando, protegida por un ángel que ella tiene en el cielo… e igualmente a Neisi, Glenda y Alex y a todas las gallardas pesistas, ¡boxeadores, corredores y demás atletas, que nos representan en 15 disciplinas y que constituyen la más numerosa Delegación Olímpica, que el Ecuador ha enviado en su historia…! Nada más ni nada menos que a Tokio, donde imbuidos por la acrisolada pulcritud que conlleva la cultura japonesa, competirán noblemente, haciendo gala del “Fair Play” y de la rectitud que el deporte impone.

¡Que lleguen cargados de experiencias y buenos desempeños, y si, además, es con más medallas en el pecho, el país se lo premiará…!

¡VAMOS DEPORTISTAS TRICOLORES, VIVA EL ECUADOR…!