Antonio Aguirre

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El Comandante en Jefe de su ejército de guerreros digitales se prepara para lanzar el sábado próximo sus misiles intercontinentales para destruir su propia revolución corrompida por su volátil temperamento, que sirvió de escudo para protegerse de la corrupción que la disfrutaron a más no poder durante la década más nefasta y desprestigiada que se recuerde.

Su último refugio digital son las redes sociales, pero debido a su baja aceptación popular, desgaste natural y múltiples denuncias de corrupción cada vez tiene menos seguidores, su aceptación popular fue transferida al nuevo Presidente lo que ocasiona una herida mortal al ego de quién se creía el dueño del país e insustituible en la política nacional.

Su verdadero delfín J.G. resultó un verdadero fracaso y su credibilidad decrece vertiginosamente, ahora que pasó a ser compañero de trabajo del célebre ocioso Freddy Ehlers, los ovejunos y las sumisas ya no lo acompañan y se tendrá que presentar prácticamente solo a las entrevista y a los juzgados a rendir cuentas, el ocaso político le llegó muy rápido lo que debe tener preocupado a su mentor que en algún momento tendrá que ponerse en los zapatos de su protegido.

Las viudas de la Revolución deben estar desconcertadas y cansadas de esperar órdenes que cumplir, en vez de dedicarse a legislar que es por que les pagan su sueldo en la Asamblea no para tratar de desestabilizar al gobierno en funciones.

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