NUESTRA REFLEXIÓN DIARIA
Pra. Miriam Florencia/ Guayaquil
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8:12
Jesús les enseñaba a los judíos y a sus discípulos que Él era la luz del mundo. Podemos por un momento imaginarnos cómo sería este mundo sin la luz natural proveniente del sol, sería tinieblas, oscuridad total desorden, pero gracias al sol hay luz en el planeta, y este resplandece cada mañana. De la misma manera podemos meditar en cómo sería este mundo tan convulsionado con tanta maldad si Jesucristo no estuviera ofreciéndonos cada día su gracia salvadora? Sería todo maldad, oscuridad, por eso Jesús nos enseña que el que le sigue, el que cree en Él no andará en tinieblas, no podría hacerlo porque cuando Jesucristo mora en el corazón de un pecador arrepentido resplandece Su luz y las tinieblas desaparecen, y esta luz que ahora existe en ese nuevo creyente es luz para vida eterna. Jesús es la luz del mundo y resplandece en todo corazón arrepentido.