Opinión

NUESTRA REFLEXIÓN DIARIA

Pra. Miriam Florencia/ Guayaquil

El que odia disimula con sus labios; más en su interior maquina engaño.

Cuando hablare amigablemente, no le creas; porque siete abominaciones hay en su corazón.  Aunque su odio se cubra con disimulo, su maldad será descubierta en la congregación. Proverbios 26:24-26

La amistad es algo hermoso cuando es sincera, pero hay quienes disfrazan su odio con  amistad para acercarse de una manera perversa a quien quisieran ver mal, y lo hacen hablando lisonjas muchas veces,  adulando y hasta exaltando sus cualidades las mismas  que odian, pero todo es mentira, en su corazón hay multitud de abominaciones y perversidades.  Este tipo de engaño  siempre será descubierto, porque las obras de las tinieblas nunca prevalecerán sobre el amor y la sinceridad que son el antídoto de esta clase de malos sentimientos. Generalmente esta actitud ocurre en los lugares de trabajo, donde existe mucha envidia cuando personas con escasos atributos para triunfar laboralmente arremeten contra aquellas personas que sí se esfuerzan, o en ocasiones el odio no es solamente contra compañeros de trabajo sobresalientes, sino contra las personas que están en autoridad.  A este tipo de personas siempre es mejor evitarlas y mantenerlas lejos, porque en cualquier momento pueden llegar a causar mucho daño.  Para reflexionar: ¿Se ha encontrado en su vida con personas que le muestran buena cara por delante pero por detrás siempre están hablando mal de usted? ¿Cuál ha sido su reacción cuando se ha dado cuenta de las verdaderas intenciones de esa persona? ¿En algún momento de su vida usted ha albergado en su corazón este tipo de sentimientos hacia alguien que no le cae bien? Recuerde siempre que el antídoto siempre será el amor y la sinceridad.