Opinión

NUESTRA REFLEXIÓN DIARIA

Pra. Miriam Florencia/ Guayaquil

Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré y seguiré a David esta noche,  y caeré sobre él mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo. 2 Samuel 17:1-2

Tramar maldad en contra de alguien es muy malo delante de los ojos de Dios, y peor aún si esa maldad se trama en contra de un padre.  Ahitofel era consejero de Absalón quien se había sublevado en contra del rey David, y planeaban la forma de cómo terminar con su vida.  De la misma manera, hoy muchas personas, de bajos instintos, planifican cómo acabar con la vida de quienes ellos consideran obstáculos o enemigos suyos, y no descansan hasta lograrlo.  Estas personas deben saber que al igual que a Absalón,  el mal les sobrevendrá porque sus malos actos no quedarán impunes delante de Dios.  Tanto el que dio el consejo, Ahitofel,  como el que lo solicitó, Absalón, terminaron muertos, el primero se suicidó y el segundo murió en mano de los hombres de David. Esa es la justicia de Dios que se levanta en contra de los que atentan contra sus escogidos, contra su pueblo.  Para reflexionar:  ¿Alguna vez ha  deseado la muerte de alguna persona que considere una amenaza para usted? ¿Siente temor de Dios solo con pensar en matar a alguien? ¿Ama a Dios de tal manera que su amor por Él se vea reflejado en el amor hacia su prójimo?