No olvidar: El mundo es un pañuelo
Lic. Denisse Casalí L.
denissecasali@gmail.com
@denissitacl
Debo confesar que tengo un fanatismo casi ciego que me impide los fines de semana salir de mi cama o socializar últimamente, la verdad es que prefiero seguir pagando $7.99 mensuales con tal de poder engancharme a series y documentales en Netflix. Estoy suscrita hace ya dos años, sin embargo, es ahora que le estoy sacando el jugo (como diríamos criollamente) a este entretenido sistema de streaming.
En cuestión de semanas puedo terminar de 1 a 2 temporadas dependiendo la serie, las que más me cautivan son las que se desenvuelven entre un poco de suspenso y política. House of cards o The black list son dos ejemplos de lo interesante y cautivador que puede ser vivir en Washington DC (Estados Unidos), donde se forjan los grupos políticos más importantes de Norteamérica que retumban en el mundo y donde se guardan incontables secretos desde tratados políticos, socio-económicos hasta el manejo de las operaciones de Organizaciones secretas como la CIA o el FBI.
Lo que más atrapa mi atención es sin duda la cercanía tan estrecha a la realidad que vivimos en distintas partes del mundo. Francis Underwood por ejemplo (protagonista de House of cards) quien personifica a un ambicioso político que escala posiciones sin medir consecuencias o resultados, es el vivo retrato de más de un servidor público en la vida real. La serie nos muestra como el poder es capaz de corroer al ser humano más preparado, y como sentirse amenazado por la posible pérdida de este autoritarismo lleva al personaje a cometer los más descabellados crímenes, pero que gracias a su inteligencia y habilidad ha sabido ocultar a la perfección. Los temas expuestos son bastante acertados para los momentos políticos que viven algunos gobiernos. ¡Recomendadísimo!
Por otro lado The black list se enfoca en el desarrollo de un grupo del FBI escogidos para descubrir en cada capítulo una nueva amenaza contra los EE.UU., cada semana es un caso distinto, un criminal diferente al otro y con ideas más organizadas y macabras que el anterior. Aunque a simple vista parecen temas irreales, cada día los periódicos a nivel mundial describen situaciones que parecen viles copias de estas series. ¿El hombre actúa conforme a las ideas presentadas en estos episodios o los episodios se construyen en base a las acciones del hombre? Esto es como querer saber quien llegó primero “el huevo o la gallina”.
No es tan absurdo pensar que mezclan ingredientes bastante interesantes entre lo ficticio y lo real. Lo más importante es que nos permite como televidentes abrir una ventanita a ese mundo que desconocemos, para no ignorar ciertos temas, ciertas realidades a las que muchas veces restamos importancia. La violencia es algo real, los desórdenes mentales de líderes rebeldes o de un simple gobernante no se pueden desechar porque simplemente no nos está afectando de manera frontal.
Señores, como decían mis abuelos: el mundo es un pañuelo, no es tan grande como parece, nuestros amigos hoy pueden ser nuestros enemigos mañana. Al final del día unos y otros terminaremos encontrándonos en el mismo lugar, es solo cuestión de tiempo.
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