No es suficiente
Diario El Tiempo de Colombia
Saber que el líder opositor venezolano Leopoldo López ya no padece más las duras condiciones de reclusión a las que estaba sometido en la prisión militar de Ramo Verde tiene que tomarse como un alivio para cuantos formamos parte de esa mayoría que clama porque el Gobierno de Venezuela detenga su veloz y lamentable avance hacia la dictadura militar.
López permanecía privado de su libertad desde febrero del 2014 y, según sus allegados, sometido a duros tratos, abusos de los que también ha denunciado haber sido víctima su esposa, Lilian Tintori.
Hay que ser claros en que su salida de Ramo Verde no es suficiente, comenzando porque sigue bajo detención domiciliaria en el marco de un proceso plagado de anomalías y arbitrariedades.
Dicho lo anterior, las especulaciones sobre el propósito de Nicolás Maduro con esta decisión están a la orden del día. Mientras algunos insisten en verlo como una señal clara de fuertes fisuras del lado oficialista, donde ya existirían sectores temerosos de cuál sería su suerte ante tribunales locales o internacionales en caso de que la revolución bolivariana se vea relegada, otros lo interpretan como una hábil jugada de Maduro, una suerte de anzuelo para que, una vez lo muerda la oposición, tenga nuevos motivos para redoblar su ofensiva contra ella y sus principales líderes. Esto ocurriría si López se muestra beligerante y combativo desde su residencia. No faltan, por último, quienes creen que esta es la respuesta de Miraflores a la declaración de la Iglesia católica de la semana pasada en la que, por primera vez, utilizó el término ‘dictadura militar’.
Sea lo que sea, lo único admisible es que esta decisión sea el primer paso en un camino que termine en el regreso de un régimen democrático, con todas las letras, al país vecino. Esto es: la separación de poderes, plenas garantías a la oposición, respeto a las fechas previstas para las elecciones y libertad de expresión, entre muchos otros requisitos. Su cumplimiento es urgente, independientemente de quién ostente el poder. Es la única manera de que millones no padezcan por culpa de una minoría. Es decir, la ecuación de una tiranía.
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