Mitos y leyendas: Leyes de tránsito
Lic. Denisse Casalí L.
denissecasali@gmail.com
@denissitacl
Manejo hace unos tres años aproximadamente y no sé si soportaría hacerlo por mucho más tiempo; no estoy seguro de quién ganará primero esta batalla, si las pocas ganas que me quedan para manejar o el infarto acechado por tantos desaires y enojos ante tanta torpeza, incluso a veces propias.
Me asombro todos los días por las cosas casi inimaginables que logro ver en la acción y reacción de algunos conductores, pero más allá del asombro, creo que a veces me aterra más pensar que en ocasiones antes de subirnos a nuestros vehículos dejamos en la vereda los valores humanos y la cultura de tránsito que alguna vez nos fue impartida casi de forma obligada con la condición de que pudiésemos adquirir a esa cartoncito llamado licencia.
Pretendemos hablar y señalar a otras sociedades, criticar a tantas culturas y sin embargo en casa seguimos viendo conductores de buses que se pasan el semáforo estando en rojo, invadiendo carriles como si fuera el juego del zigzag, ciclistas accidentados porque alguien no respetó su carril o al motociclista que va manejando con el casco pegado en el codo y haciendo mil malabares (es casi artístico) y así un sin número de situaciones similares y agobiantes.
Ni hablemos de los PARE o de los CEDA EL PASO, ambas señales están casi que obsoletas en esta ciudad, la nueva definición de PARE (seguramente en algún libro guayaco) debe ser que el conductor se debe detener en la mitad de la calle, para que pueda visualizar mejor quien viene, y sin temor a accidentes frenar o acelerar de acuerdo a sus instintos. Poco a poco se están convirtiendo en mitos urbanos.
He visto personas chocar por ir con un teléfono en la mano, y me pregunto: ¿Es más importante postear tu status en Facebook que cuidar tu propia vida?, no has pensado que de ser así entonces esa podría ser tu última actualización. ¿Es más importante demostrarles a tus amigos que tu carro llega a los 140km/h, en vez de llegar sano a tu destino?, ¿Por qué hemos ido restándole importancia a la responsabilidad que conlleva manejar un vehículo?
Hace pocos días frente a mí, un bus iba recogiendo pasajeros en todas las esquinas posibles, y resultado de tanto frenar hasta se me acalambró el pie, puedo jurar que la siguiente escena le gana a todo lo antes mencionado, al menos a mi me destrozó el corazón ver cuando un señor cerca de los setenta años, en su bastón y cojeando le hizo señas al chofer (con brazos y muleta) para que este se detuviera; por primera vez frené con gusto para que el transporte cumpliera con su misión tal como lo venía haciendo 10 cuadras atrás, y por primera vez observé como un bus no quiso parar por aquel adulto mayor, seguramente para “no incumplir con las leyes de tránsito”, y a cambio simplemente se hizo el de la vista gorda y siguió su camino hasta la siguiente cuadra, donde cabe destacar que paró por un grupo de trabajadores.
¿Acaso las leyes de tránsito y el cumplimiento de las mismas se han vuelto un mito? Es como si un semáforo o una señal de tránsito se hubieran vuelto símbolos de relatos tradicionales que van quedando en el olvido.
Las leyes de esta nueva generación son equivalentes a la ley del sabido, del que llega primero sin importar las consecuencias, el que no mide el peligro ajeno ni propio. No esperemos que esto cambie a manos de uno u otro gobierno, tratemos de que esto cambie en manos compasivas, responsables, en tus manos. ¡Así nos convertiremos en leyenda!
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