Opinión

LUEGO DE RESPIRAR POR LA HERIDA VIENE EL ARREPENTIMIENTO.

Antonio Aguirre Medina/Guayaquil
antonioxaguirre@gmail.com

 

 

Según declaraciones del incapaz que nos gobierna no se arrepiente de haber aplicado la MUERTE CRUZADA en forma tardía, tanto se debe de haber arrepentido que por decisión propia decidió no participar en las próximas elecciones.

Al no participar por sus reconocidos fracasos administrativos y operativos, es lógico suponer que en la próxima Asamblea no tendría quién lo defienda, por lo tanto, su futuro político es desolador e incierto. Él justifica su inoperancia y arrepentimiento con una disculpa que el mismo la razona cuando acepta que: «prefirió haber gobernado seis meses en el purgatorio y no dos años en el infierno», que el mismo creó.

Si hubiera utilizado la muerte cruzada después del éxito obtenido en la vacunación masiva, es muy posible que sí hubiera triunfado en la consulta popular, pero su ego e inoperancias políticas y administrativas nos están llevando a unas posibles catástrofes sociales y económicas, también a la degradación moral de la comunidad civil en todo su conjunto.

Los malos políticos a quiénes se referiré son dos viejos amigos de él, en el caso del Abogado Jaime Nebot Saadi, ambos fueron contertulios en la regeneración del Terminal Terrestre de Guayaquil, luego aliados políticos, y, es a él a quién le debe la facilitación de haber llegado al Palacio de Carondelet, además de tener parientes cercanos comunes, el otro es también un viejo conocido; el Eco. Rafael Correa Delgado a quién financió (junto con las FARC) en su primera campaña electoral, luego fue su anfitrión en invitaciones a su hogar.

El único culpable de su fracaso es exclusivamente él mismo, que además de ser un decepcionante gobernante se rodeó de la misma escoria revolucionaria y unos cuantos discípulos del tanque del conocimiento, quienes resultaron ser de la misma disposición.