Tecnociencia

Los sevillanos despiden a la duquesa de Alba

Los restos serán incinerados y depositados en la iglesia de la hermandad de los Gitanos

SEVILLA. «Tenía una espinita clavada en el corazón: no haber nacido en Sevilla». El detalle lo cuenta a las puertas de la capilla ardiente Ignacio Sánchez-Dalp, el cura amigo íntimo de la familia que ha dado la extrema unción a Cayetana de Alba, que murió ayer  en el Palacio de las Dueñas.

A las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, hasta donde ha sido trasladado el féretro para recibir el último adiós de la ciudad, varios cientos de personas llevaban ya unas dos horas esperando cuando se abrieron las puertas de la capilla ardiente. Poco a poco han ido accediendo a la Casa Grande (como se conoce la casa consistorial) sevillana y han dejado una muestra de sus emociones en el libro de condolencias puesto a disposición de los visitantes.

Entre ellos se encontraba José Antonio Ferrero, funcionario jubilado, que ha destacado la «sencillez» de un personaje público que siempre ha participado de la vida de la ciudad con una pasión indisimulada por su patrimonio, sus fiestas y sus costumbres.

También se ha acercado hasta la Plaza Nueva de Sevilla Pepi Freyta, que ha dejado su establecimiento de cosmética para ser testigo presencial de este último encuentro de la duquesa con los sevillanos. «Quién no firmaría una vida como la suya», afirma sin olvidar que, detrás de esa sencillez formal, se encontraba una mujer con una herencia histórica y un patrimonio familiar únicos.

La capilla ardiente, en el salón Colón, estará abierta mientras haya ciudadanos que quieran despedirse de Cayetana de Alba, según ha explicado el alcalde Juan Ignacio Zoido. La sala está presidida por dos reproducciones de gran tamaño de la Virgen de las Angustias y el Cristo de la Salud, las imágenes titulares de la hermandad de Los Gitanos, a la que la duquesa estaba muy unida. Una bandera de España y la enseña de la Casa de Alba arropan al féretro, flanqueado por cuatro cirios rojos.

Desde los primeros minutos, han acompañado a la familia el Gobierno municipal y el portavoz del Grupo Socialista, Juan Espadas. Igualmente, se ha podido ver al vicesecretario general del PP, Javier Arenas, a su suegro, el catedrático Manuel Olivencia, y al presidente de la Fundación del Betis, Rafael Gordillo, entre otros muchos que han pasado también ya por la capilla ardiente para dar su pésame a la familia.

La duquesa de Alba ha muerto en su palacio de la calle Dueñas de Sevilla, después de tres días de agonía provocada por una gastroenteritis y una neumonía. Lo confirmaba la familia poco antes de las diez de la mañana. El Ayuntamiento de Sevilla ha decretado un día de luto oficial.

Pasadas las 10:30 horas han llegado al Palacio de las Dueñas el médico que la ha estado tratando durante estos días, el doctor Muñáriz, así como el confesor de la duquesa y capellán de la casa de Alba, Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp. Fuera, en la calle, ya se contaban por cinco o seis decenas los sevillanos que esperaban a las puertas del Palacio de las Dueñas para expresar su pésame a la familia de los Alba.

Será el viernes cuando se celebre su funeral en el Altar del Jubileo de la Catedral de Sevilla, y será oficiado, a las 12 horas, por el cardenal Monseñor Amigo Vallejo. La duquesa había manifestado en vida su deseo de que sus restos queden en Sevilla en el columbario del templo de la Hermandad de los Gitanos, cuya construcción sufragó y de la que era miembro honorífico. La otra opción, la del pueblo madrileño de Loeches, donde está el panteón de la Casa de Alba, nunca fue del gusto de Cayetana. «Aquello es muy aburrido», ha llegado a bromear en alguna ocasión.

Fuentes de la hermandad han confirmado esta mañana que será enla Iglesia del Valle donde descansarán los restos de la Duquesa de Alba.(Internet/La Nación)