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Los fundadores: Cuando llegamos a la Manga sabíamos que estábamos en Guayas

El ejecutivo guayasense rindió homenaje a los verdaderos fundadores de la Manga almorzando con ellos. Personas de temple forjaron esta tierra guayasense y hoy contaron sus historias.

GUAYAQUIL. Las risas, las anécdotas y, sobre todo, la certeza de que están en la provincia del Guayas, matizaron el almuerzo que el prefecto Jimmy Jairala ofreció a los verdaderos fundadores de la Manga del Cura, como un homenaje porque ayudaron a construir una zona con profundas raíces guayasenses.

Jairala recibió a varios de los fundadores de la Manga en el Comedor Don Kata, en el recinto Santa María, al mediodía de este martes 22 de septiembre de 2015. Con ellos compartió la mesa y los entrevistó para conocer de ellos la verdadera historia de la Manga.

El primero en intervenir fue Vicente Muñoz, quien llegó hace casi 60 años a la Manga procedente de Calceta. Hasta ahora vive en Santa María. “Nosotros hemos trabajado desde cuando construimos este carretero a punto de pico y lampa (desde El Mono) hasta La Palizada… La primera escritura que hicimos, la hicimos en la provincia del Guayas”, rememoró. “En los años 65 y 70 nadie venía por acá de El Carmen; ahora (vienen) como ven el recinto bonito y lo hacen por la riqueza del agua y de un paraíso que es Santa María”.

Daniel Torres nació en Calceta, de Manabí, pero de ahí migró a Los Ríos y hace 64 años se asentó en el recinto San Daniel de Peripa, en la Manga. Cuando el prefecto Jairala le preguntó a qué provincia sabía que había llegado, don Daniel reiteró: “Guayas, Guayas. Los terrenos estaban registrados en la provincia del Guayas”.

Pedro Moreira, en cambio, llegó desde la parroquia Quiroga en Manabí, en 1964, a la Manga. “Tengo conocimiento que estos terrenos, todo el tiempo han pertenecido a la provincia del Guayas. Mis primeros estudios los hice con profesores de la provincia del Guayas”. Los límites que dividen a ambas provincias los situó en Pupusá.

El prefecto Jairala hizo un paréntesis a las intervenciones para reafirmar ante los demás invitados: “Ustedes no van a poder encontrar testimonio en la Manga de personas que tengan 50 o 60 años viviendo acá, que no digan otra cosa que no sea que este territorio fue siempre de la provincia del Guayas, y que hay muchísimos hermanos manabitas viviendo en la Manga, en territorio de la provincia del Guayas”.

Las intervenciones continuaron. José Pincay hizo gala de una lucidez extraordinaria que lo llevó a defender una extensa intervención. Llegó en la década del 60 y se hizo de un lote en Santa María donde aún vive. Incluso, de su territorio donó una parte para la construcción del cementerio de la localidad.

De la unión de una parte su lote y de los vecinos salió el terreno que sirvió para fundar Santa María. Cuando los pobladores se enteraron, la audiencia estalló en aplausos. Don Pincay, como se lo conoce, es uno de los fundadores de lo que también se conoce como el Corazón de la Manga. “Dicen que la provincia del Guayas no ha hecho por esta montaña. Pero sí ha hecho”. Evoca, por ejemplo, cuando de Balzar llegó un profesor para que los niños estudiaran en La Unión.

El recinto La Unión también sale a relucir en el relato de Luis Felipe Burgos, quien llegó a la Manga en 1960, al año siguiente de que estas tierras fueron colonizadas. En su calidad de secretario le dio nombre a ese recinto y a Luis María Pinto, “en honor al cura que hizo esta Manga”.

Las intervenciones continuaron y en todos los casos los verdaderos fundadores de la Manga confirmaron que cuando llegaron sabían que estaban en Guayas. “Estamos en la provincia del Guayas desde siempre y hasta siempre”, mencionó Ángel Alvarado, quien nació en la parroquia Canuto, de Chone, en Manabí.

Otro Alvarado, de nombre Agapito, también ratificó que la tierra donde pisa pertenece a la provincia del Guayas. “Soy guayasense y punto”, sentenció mientras la audiencia correspondió a su frontalidad con risas y un sonoro aplauso.

Mariana López evocó que llegó a la Manga desde Salcedo y que desde siempre ha luchado “desde que entramos a esta montaña, que no había camino ni para Manabí ni para nada… Nosotros luchamos para Guayaquil porque todo era para Guayaquil,  así que tuvimos que hacernos de Guayaquil todos los que estamos aquí”.

Dolores Castillo nació hace siete décadas en Chone, pero se siente guayasense desde que llegó hace 48 años a la Manga, cuando solo tenía 22. “Aquí no se oía decir que estos terrenos eran de los mañabitas. Todas las personas que vinieron y compraron su lote, se reunían y mandaron un oficio a Balzar (en esa época El Empalme era parte de ese cantón) y de Balzar vinieron todas las herramientas para hacer la carretera: lampas, picos, carretillas, hachas, machete”.

Doña Dolores también niega el argumento de la Prefectura de Manabí de que los terrenos de la Manga pertenecen por derecho y por justicia a esa provincia. “Mentira. Esta tierra bendita que Dios nos ha regalado es del Guayas. Todos nosotros, con derecho y con justicia, sí peleamos esta tierra”.

Milton Baque nació en Jipijapa (Manabí) pero tuvo que recurrir al Guayas en el año 1963 porque no había trabajo en su provincia producto de una fuerte sequía. Está radicado desde hace 52 años en El Paraíso. “Cuando se fundó El Paraíso, en el año 64, el grupo de los 20 recurrieron al Ierac en Quevedo y allí nos dijeron ‘ustedes están en territorio guayasense, váyanse a Balzar’. Y allá recurrimos, allá nos dieron profesores y nos dieron ese amor y esa ayuda moral, y estamos hasta este rato cobijados por la provincia del Guayas”. (Prefectura del Guayas/La Nación)