Los clásicos se merecen, no se regalan
Silvio Devoto Passano
sidepaderby@hotmail.com
Compartimos con la inmensa mayoría de aficionados el concepto claro que motiva este articulo al estimar poco menos un derecho por quienes hicieron el turf porteño a través de su centenaria vida y una obligación moral de quienes lo rigen, recordar sus nombres con la programación de un clásico que diga del aprecio y la gratitud hacia ellos por el aporte entregado en beneficio de la actividad de sus amores.
Es realmente molesto y en ocasiones hasta indignante ver la manera dispendiosa con la que se programan clásicos a personas sin la menor vinculación con el turf, con el deporte y hasta sin ninguna causa importante o benéfica a la sociedad, que muy orondas asisten al Buijo con agnados y cognados a degustar sabrosos platillos a cambio de la entrega de un trofeo que generosamente lleva, obligándose los asistentes a carreras a rendir honores y aplaudir a regañadientes, por elemental cortesía, a personas que no volverán al hipódromo hasta que se les ofrezca otro homenaje.
Craso error, es doloroso así decirlo, dejamos de lado a muchos que por años dieron tanto a la hípica con la vieja cantaleta de que los parientes del desaparecido turfman no tienen tiempo o sencillamente no quieren asistir al homenaje; falla de ellos, si no respetan la memoria de su familiar, nosotros cumplimos con la obligación moral hacia el hípico en cuestión y la empresa si esta en capacidad de comprar el trofeo que sin duda alguna es menos oneroso que los “bocadillos a los ilustres desconocidos”.
Aún a riesgo de olvidar algún nombre, presentamos a reglón seguido un listado de turfmen merecedores del homenaje a qué hacemos referencia, Enrique Guzmán Aspiazu, Juan X. Aguirre Oramas, Carlos J. Febres Cordero Molina, Nelson Uraga Suarez, Honorato Chiriboga Benítez y su hermano César, Alberto Wright Vallarino, Ignacio de Ycaza Aspiazu, Ricardo Flore Roffredo, Federico Ward Darwich, Raúl Gómez Lince, Abdallah do Amoral Maurtinho, Carlos, José, Antonio y Juan Aguirre Avilés, Vicente Novillo Torres, Agustín Febres Cordero Rivadeneira, Alfonso Andrade Ochoa, Augusto Saa Cousin y Lorenzo Tour Febres Cordero.
Es inadmisible por decir lo menos que se ignore a tres distinguidos señores de la hípica que llegaron a la Presidencia de la Republica con sobra de merecimientos, CARLOS JULIO AROSEMENA MONROY, OTTO AROSEMENA GOMEZ Y LEON FEBRES CORDERO RIVADENEIRA y no se instituyera un clásico dentro del Calendario Anual que no solo recuerde su paso por la hípica guayasense sino que sea un motivo más para evocarlos con gratitud y profunda nostalgia.
Les parecía justo que después de unos años, tal vez con nuevos dirigentes, se ignore y de un plumazo se borren los nombres de Miguel Salem Dibo y su hermano Julio, de Raúl y Fernando Lebed Sigal? De ninguna manera, nadie lo aceptaría sería pretender cambiar la historia de nuestro turf en el último siglo, una torpeza sin límites. Por qué entonces ignorar a los de antes, verdaderos precursores, algunos de ellos de la hípica no solo porteña sino nacional?, pedimos entonces que se brinde la atención que merece este punto y sean los principales de Metrocentro S.A. y de la Asociación de Propietarios y Criadores de Caballos quienes elaboren y aprueben el listado de los Clásicos a programarse en el año y no quede esto a la buena de Dios con la semanal pregunta…. Hay nombres para los clásicos de las próximas fechas.. o.. tienen nombres de alguien conocido que quiera aceptar?
Ya basta de ello, no más reverencias a gente que no tiene que ver con el turf, basta de aplausos fingidos a personas ajenas al medio, que se recuerden los nombres de los QUE SI VIVIERON nuestra hípica, a los que aplaudiremos de corazón en el momento de honores y seguramente más de una furtiva lágrima bañara la mejilla de algunos aficionados.
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