Opinión

LA TORRE DE BABEL Y LA TORRE DE ECUADOR

Comandante Raúl Hidalgo Zambrano/ Guayaquie

La Torre de Babel se dice que fue construida por los descendientes de Noe para llegar al cielo, tenían la misma lengua o idioma; su Dios decidió parar la construcción y que se dispersen por la tierra con diferentes lenguas; el lugar de construcción se dice, fue en una ciudad Babilónica en la Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates (siglo VI a.C.).

Este relato se usa generalmente para explicar el origen y evolución de las lenguas, que sufren divergencias en las palabras usadas por cada generación de la historia humana; también, hay convergencias, como ejemplo los emojis o emociones que usamos en la actualidad en redes sociales para simplificar la comunicación.

La Torre de Ecuador, haciendo un relato paralelo a la Torre de Babel, la estamos construyendo no para llegar al cielo sino para obtener seguridad y bienestar; supuestamente hablamos la misma lengua o idioma, pero, no nos entendemos porque hay muchas divergencias creadas por causas políticas, económicas, sociales y culturales que nos dispersan y debilitan; nuestra Mesopotamia tiene ríos, montañas, mar, selva y muchos recursos.

La lengua que usamos sufre constantes cambios por la mezcla del español, quichua, inglés y otros extranjerismos; por deformaciones que produce la introducción de términos codificados o en clave, que utilizan por ejemplo grupos humanos de la Costa o Sierra; además, códigos que usan las organizaciones del crimen. Toda distorsión contribuye a la divergencia de la lengua y a nuestra dispersión.

Algunos políticos usan la legua para expresar ideologías con el fin de llegar al poder político y con cinismo saquear cualquier recurso que encuentre. Claro ejemplo es Rafael Correa (sentenciado por la justicia) y sus alfiles de la revolución ciudadana quienes llegaron al poder y se mantuvieron por 14 años. Aspiran a volver con el mismo discurso sobre el socialismo del siglo XXI, justicia social, lucha de clases, y lo bueno del sistema implantado en Cuba, Nicaragua o Venezuela. Hoy, no cabe duda de que la mayoría de estos cínicos no viven en esos países ejemplares sino viven muy acomodados en Europa, Estados Unidos, México y otros países democráticos-capitalistas. Solo unos pocos están viviendo en la cárcel.

El gobierno actual está en desarrollo, su discurso no es el mismo de la revolución ciudadana, pero mantiene entre sus cuadros a políticos, tecnócratas y más almas vendidas a los líderes correístas: estos impiden el progreso y son obstáculos muy difíciles de superarlos por su cinismo y el arte de engañar.

Ayudemos a construir la Torre de Ecuador, fuerte, que nos de seguridad y bienestar; busquemos la convergencia, la unión y el desarrollo; no nos dispersemos en la historia producto de ideologías pronunciadas por líderes políticos cínicos que saquean para vivir cómodamente en altas torres de países desarrollados a lo que ellos llaman el imperio.
El presidente de la República y nosotros no debemos invocar la ayuda de Dios sin que hagamos nuestro trabajo con moral, ética, principios y valores. Apliquemos el popular proverbio griego “Ayúdate que yo te ayudaré” (Esopo VI a. C).