La sociedad
Dr. Jorge Norero González/Guayaquil
De que sirven tantos indicadores de buena gestión económica, si no tenemos futuro como sociedad.
Y esa es la realidad, estamos condenados al exterminio, la desolación, la muerte, si seguimos como sociedad expuestos y sumergidos en el mundo de las drogas…
Y ese futuro apocalíptico es para llorar, si ahora nada hacemos para garantizarles a nuestros nietos, algo de esperanza, paz, seguridad, valores.
Los que somos mayores de 65 años, mal o bien hasta hace 25 años, le entregamos la Posta a nuestros hijos y por ende la responsabilidad, de que ellos sean los que conduzcan la nave de sus destinos.
En mi caso, la media de mis hijos hoy es de cuarenta años, y estoy sumamente preocupado, porque mucha gente como ellos, no ha hecho nada para impedir que está situación, se siga degradando cada día más de manera ya incontrolable…
Los hijos de mis hijas e hijos, es decir mis nietos, han nacido en un mundo de terror, contaminados por todos los lados, dicen que hoy nacen los chicos y chicas con un chip, que los vuelve más desarrollados y hábiles en comparación con nosotros los viejos…
Pero al mirarlos frágiles, felices e ignorantes, del mundo que cuando tomen conciencia, despertarán horrorizados, lloro de angustia y desesperación…
Para muchos el consuelo podría ser que, para entonces, la mayoría habrá partido hacia el oriente eterno, con toda seguridad sus padres les dirán que sus abuelos nada hicieron para impedir esta caída libre hacia el abismo…
Aunque he sido un viejo gruñón y muchos de mis mensajes están para la posteridad, y en ellos desde que regresé de mis estudios en Seguridad Nacional y de Inteligencia estratégica, fui un loco en poner en alerta desde la Academia de Guerra y en las universidades, que las amenazas de droga y terrorismo, sería la causa de la tercera guerra mundial…, la mayoría de mis colegas profesores de las Fuerzas Armadas, me tomaron por novelero, algunos hasta irresponsable, hasta que decidí apartarme de la Academia, dejar toda mi formación, praxis y conocimientos en esta área, para desde el 2000 dedicarme por completo a las ciencias de la comunicación, escribir, hablar y hasta grabar videos sobre está terrible e inevitable situación, para que mis propios colegas comunicadores y otros más ignorantes dedicados a la política, se mofaran, burlarán e intentarán descalificarme con el argumento que mis histriónicas narrativas, tenían como propósito me designen ministro de defensa, gobierno, etcétera.
Ahora cuando la solución demanda una guerra frontal, para frenar el avance y la toma de casi todo el territorio, ámbitos e instituciones, desearía haber sido yo el equivocado, haber sido en verdad un bocón, exagerado, loco, y no haber descrito cómo en efecto hoy vivimos una situación casi irreversible…
Aunque me queda poca fuerza todavía, ojalá los pocos viejos que quedamos, por nuestros nietos, tenemos que unirnos, para librar la última batalla de nuestras vidas, por la libertad, paz, justicia y seguridad…
Semper Fi.