Deportes

La primera medalla de Kosovo no se compra con dinero

La yudoca Kelmendi consiguió el primer oro para su país tras rechazar ofertas millonarias de otros países porque quería lucir su bandera y escuchar su himno

ESPAÑA. En los Juegos se cumplen y se rompen sueños. Se llora de rabia por una medalla perdida por un plato, una centésima o un pequeño error. En los Juegos ves el brillo en los ojos de Michael Phelps tras ganar su enésima medalla (la 19ª de oro) como si fuera la primera, ves a Nadal feliz como un niño pequeño por el simple hecho de poder estar en Río. En los Juegos también se llora de alegría. Como lloró Majlinda Kelmendi, que este domingo ganó el oro en yudo -52. Un oro especial, patriótico. El primer oro para Kosovo, que fue reconocido por el Comité Olímpico Internacional a finales de 2014. Kelmendi, que llevó la bandera en el desfile de apertura, compitió en los Juegos de Londres por Albania. También compitió representando la Federación internacional y la Europea.

 “Siempre he querido participar en unos Juegos con la bandera y el himno de Kosovo. Hoy me siento feliz porque he soñado con este momento durante mucho tiempo, otros países me ofrecieron muchos millones para que compitiera por ellos, pero he rechazado todas las ofertas para sentirme como me siento hoy. No hay dinero en el mundo que pueda hacerme sentir como me siento hoy”, explicaba el domingo la yudoca tras la entrega de medallas.

El entrenador de Kelmendi, Driton Kuka, es un exyudoca que nunca pudo participar en los Juegos por la guerra de los Balcanes y las sanciones impuestas a Yugoslavia. Durante la guerra, su ciudad y la de Majlinda, Pec, fue destrozada. Los bombardeos no acabaron con su pasión y Kuka y su familia ayudaron a construir un dojo —así se llama el lugar donde se practica el yudo—, en el que ingresó Majlinda en 2000. 16 años después tuvo su recompensa. En Río, además, ganó su primer Mundial en 2013.

“Esta medalla significa mucho para mí y para mí país. Es un momento histórico, no solo por el deporte, sino por lo que supone para Kosovo como país. He trabajado duro durante cuatro años para este día y para este momento. ¡Me sentí tan feliz cuando subí al podio! Sabía que no estaba contenta solo por mi familia, sino que había hecho feliz a todos los kosovares y a todos los niños que me veían como una heroína en la tele. Es un sueño hecho realidad”, explicó Kelmendi. En el pabellón del yudo había carreras para hacerse un selfie con ella y con la bandera de Kosovo. (El País/La Nación)