Opinión

LA POBREZA ES RESULTADO DE MALAS POLÍTICAS ECONÓMICAS

 Econ. Marco Flores T.

marcosflores27@hotmail.com

El bienestar humano requiere  políticas públicas que, en forma efectiva, ataquen y reduzcan la pobreza, comprendiendo que para ello se requiere de un ambiente adecuado para invertir, innovar, generar empleo adecuado y estable, mientras paralelamente un Estado moderno, eficiente y amable, prioriza su gasto y dimensiona su tamaño, para ofrecer a las familias mejores y mayores posibilidades de acceso a educación, salud, seguridad, preservación de los recursos naturales y medio ambiente amigable.

La pobreza no se produce por la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, ni existen pobres porque hay ricos. La pobreza nace, crece y se multiplica en las malas políticas públicas que no ofrecen oportunidades a la población, especial y justamente a los más pobres y menos instruidos, negándoles posibilidades para instruirse y educarse, alcanzar empleo digno, mejorar su nutrición y salud, cambiar su calidad de vida y salir de la pobreza.

El factor más importante para mejorar y progresar es la educación, sin duda el conocimiento permite alcanzar objetivos. La educación es prioridad absoluta, pero especialmente los más pobres requieren de las oportunidades que generan y ofrecen las buenas políticas públicas.

La ausencia de buenas políticas económicas transforma el desempleo y subempleo en pobreza y en pobreza extrema. El trabajo infantil y el desempleo juvenil son grandes y permanentes proveedores de carencias, pobrezas y miserias.

POBRES Y POBREZA EXTREMA POR INGRESOS

Se define como pobres a aquellas personas cuyo ingreso total per cápita es inferior a la línea de pobreza, definida como el nivel de ingreso mínimo disponible que necesita una persona para no ser considerado pobre.

El Instituto Nacional de estadísticas y Censos (INEC) estima la población ecuatoriana en 16.7 millones de personas, con corte a diciembre de 2017. Con referencia a esta población las cifras oficiales muestran que la pobreza por ingresos afecta al 21.5% y la pobreza extrema al 7.9%.

En concordancia con los indicadores aceptados internacionalmente el INEC clasifica como pobres a las personas que a esa fecha tuvieron un ingreso familiar per cápita, menor a 84,49 mensuales y en pobreza extrema si es inferior a 47,62 dólares mensuales.

Los porcentajes anteriores determinan que hay 3.6 millones de ecuatorianos en pobreza por ingresos con salarios inferiores a 84.5 dólares mensuales, apenas con 2.8 dólares diarios. Pero entre ellos hay 1.3 millones con ingresos mensuales de 47.6 dólares, tan solo con 1.59 dólares diarios, cifras a las que hay que añadir sus calamitosas condiciones de instrucción, educación y empleo que les niegan acceso a mínimos niveles de salud, nutrición, servicios, vivienda y un largo y vergonzoso etcétera para los gobiernos.

POBREZA POR NECESIDADES BÁSICAS INSATISFECHAS

Una persona es pobre por necesidades básicas insatisfechas si pertenece a un hogar que presenta carencias en la satisfacción de al menos uno de los siguientes componentes: i) calidad de la vivienda, ii) hacinamiento, iii) acceso a servicios básicos, iv) acceso a educación y v) capacidad económica. Cada dimensión tiene un indicador de carencia asociado que se identifica a nivel de hogar y persona.

La pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI) afectó al 31.8% de la población total nacional, al 20.5% a nivel urbano y al 56.1% a nivel rural.

POBREZA MULTIDIMENSIONAL

Está caracterizada por las privaciones simultáneas que experimentan las personas especialmente en salud, educación y en general en su nivel de vida. Una persona es considerada en pobreza multidimensional si vive en un hogar que tiene en promedio 4 o más privaciones y en pobreza extrema si tiene 6 o más privaciones. El tipo y clases de privaciones son definidas por el INEC y responden a estándares internacionales.

La pobreza multidimensional a nivel nacional se ubicó en 34.6%; a nivel urbano en 21.3%, y a nivel rural en 63.3%.

Esta y no otra es la realidad de muchísimas familias ecuatorianas, extremadamente pobres, aquellas que muy especialmente, requieren del Gobierno la introducción de cambios urgentes en sus políticas económicas. Las buenas políticas económicas no son socialistas ni revolucionarias, tampoco son de derechas o de izquierdas y la única verdadera forma de identificarlas es por los resultados que producen en la vida de personas e instituciones, justamente por ello lo real y trascendente es lo que los gobernantes en verdad hacen, antes que lo que dicen y ofrecen.

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