Con la mira calibrada
Protestones de redes
Gerardo Maldonado Zeas
germaldo1@yahoo.com
Cuenca – Ecuador
Historias validadas por el recuerdo de aquellos años en los cuales la sociedad civil se manifestaba en las calles, cuando las atrocidades de un régimen no pasaban fácilmente, como ahora, a la memoria del desencanto. Las calles eran el mejor lugar para la protesta social; el pueblo, los universitarios de entonces, y los colectivos sociales, empoderados de la rebeldía reclamábamos por la ciudadanía. Hoy nos sentamos al borde del desconsuelo al ver a una sociedad inmovilizada, alienada por la mentira de un régimen que les ha convencido ser de avanzada y portador de los cambios de estructura.
Ese silencio atroz palpable en la soledad de los espacios de cemento, veredas y parques; en el miedo a la lucha frontal, y la amenaza que viene desde arriba en todas las formas. Los más vulnerables, quienes tienen poco o ningún acceso a las comodidades tecnológicas para entender las redes sociales, son el blanco de los disparos de la estrategia infame de la comunicación boca a boca, como cuando a 200.000 funcionarios públicos se les obligó a llegar a los lugares más recónditos para darles el ultimátum: o votan por el continuismo o les quitarán el bono de Desarrollo, y al resto de incautos engatusarlos con la nueva oferta de entregarles un bono de Solidaridad de USD 150, haciéndoles firmar un papel sin valor con la amenaza de que el gobierno podía ver por quien votaron y comprobar su lealtad. El grito más ensordecedor tomó cuerpo como nunca: “no se puede perder lo alcanzado hasta hoy”.
La gente ha dejado la calle por las redes sociales. Ahora el grito de rebeldía es bloquear del grupo de amigos en el facebook a quienes no comparten nuestra posición. Como si a los bloqueados, les importara un pepino lo que ocurre, mientras sus canonjías y privilegios se mantengan. O dejar de ver, escuchar o leer a los medios oficiales e incautados, en este período multiplicados de manera bochornosa, con el dinero de todos los ecuatorianos. Hacemos protesta, instando a través de un “compartir” a convocar a quienes se pueda para reunirnos de manera virtual en torno a una posición. Creemos haber cumplido con nuestro deber cuando nos metemos en las cadenas del WhatsApp, y sin darnos cuenta, como autómatas, reproducimos información atrasada o falsa. Y lo hacemos desde la paz y tranquilad del hogar, algunos acostados en la cama, mientras vemos la serie de nuestro agrado.
EL peso de las redes sociales es inmenso, nadie lo duda. Pero las calles están desoladas, la ignominia avanza a pasos agigantados en el Ecuador. Las pocas manifestaciones de protesta de algunos ciudadanos, muestran un gran deber de patriotas; los demás no van porque se han dado por vencidos. Estos diez años de Correismo con su Goebbeliana política de comunicación ha logrado que nuestra gente mire, lea y escuche material basura; mientras los fanáticos de esta secta defienden a capa y espada un modelo con metástasis probada, concebido para destruir los restos de las libertades democráticas. En los días previos a las elecciones de boca de algunos militantes de AP escuchamos decir: “hay que ganar como sea, luego de proclamados los resultados afrontaremos cualesquier reclamo”. Este argumento se sostiene en la impavidez de la clase política de oposición, y en quienes colocamos un “me gusta” en los llamados a reclamar.
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