Opinión

La justicia sigue igual

Luis Hidalgo Vernaza

luishidalgov@gye.satnet.net

Es incuestionable que la justicia en este país viene siendo politizada desde hace muchísimos años. Se sostiene que quienes colocaban en sus cargos a los jueces en las diferentes provincias, era el partido político que tenía mayor influencia en esa zona territorial. Igualmente, es innegable que como producto de la politización de la justicia, se han nombrados como Jueces o Fiscales a personas que dejan mucho que desear en sus conocimientos o en su calidad moral para administrar justicia.

A partir del gobierno de la Revolución Ciudadana y de la promulgación de la Nueva Constitución de Montecristi, se le vendió al pueblo la idea de que se establecería una justicia mas transparente y alejada de la partidocracia; hecho que no se ha dado y muy por el contrario hemos caído en aquello de que es peor el remedio que la enfermedad. La desacertada administración de justicia y de falta de imparcialidad e independencia de jueces nombrados a dedo, por más que se quiera decir que hay proceso de selección transparente, son la causa principal del problema.

Se han implementado medidas como aquella de que no se tiene acceso a los jueces por parte de quienes ejercen la defensa de los acusados, como si eso soluciona el grave problema del desconocimiento o ignorancia de las leyes. Es prácticamente imposible que un juez, cualquiera sea su competencia, falle en contra de alguna causa en que este involucrado el Estado y alguno de sus Poderes; de ser así, con seguridad será sometido a investigación por el Consejo de la Judicatura y suspendido o destituido.

La demora en administrar justicia por las travas que hoy se encuentran, es cada día mayor, basta con preguntar cual es el porcentaje de juicios con sentencia y la pregunta tendrá un resultado espantoso. Es necesario aclarar que se ve una clara diferencia en ciertas Provincias, donde aparentemente por su tamaño y mayor probidad de los jueces, las causas son despachadas con mayor agilidad, pero son excepciones.

Hay que reconocer que el país esta inmerso en una ola delincuencial que lo esta catalogando como de alta peligrosidad. La droga, su tráfico y también consumo, así como el sicariato, asaltos y en general crímenes, tienen las páginas de los Medios y los noticieros, manchados de sangre.

Los delincuentes entran y salen de las cárceles con una velocidad asombrosa, todo por los Jueces y las nuevas medidas cautelares que se incluyeron en la Reformas al Código Penal.

El Alcalde Nebot ha manifestado que la Reformas de la justicia debieron ser a base de medidas democráticas, bien delineadas y efectivas, que cambien los jueces, no por política ni captación del poder, sino sacando a los malos elementos para que los Jueces sirvan a la sociedad y no a los delincuentes.

“Menos mal hacen los delincuentes, que un mal juez”.

Las opiniones vertidas en el medio son de responsabilidad del autor