La inteligencia artificial, ChatGPT, deslumbra y preocupa en el sector educativo
La transformación digital, mediante la inteligencia artificial más la presencia de aplicaciones o prototipos de lenguaje con técnicas de aprendizaje, llegó para transformar la educación, pero también enciende las alertas en el sector y sus protagonistas. Ecuador no es la excepción.
Cada día son más los estudiantes, ya sean de bachillerato o de universidad, que usan este tipo de herramientas que responden preguntas sobre casi cualquier cosa, elaborando respuestas con coherencia, cohesión, pertinencia y fluidez, pero al mismo tiempo dejando la impresión de que hay alguien allí tipeando lo que se ve en pantalla.
La más requerida es el prototipo de chatbot de inteligencia artificial desarrollado en 2022 por OpenAI, esta es especializada en el diálogo ya que cuenta con gran modelo de lenguaje ajustado con técnicas de aprendizaje tanto supervisadas como de refuerzo. Este puede interactuar mediante una página web de libre acceso que, en los primeros cinco días, registró ya un millón de usuarios.
El éxito de ChatGPT es que redacta textos profesionales, responde preguntas, puede mantener conversaciones y, según los últimos reportes, aproximadamente 500 millones de personas en todo el mundo están trabajando con esta IA.
No obstante, su incidencia especialmente en las instituciones de educación generan debate. El más reciente se dio en Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL). Allí, seis expertos analizaron los pro y los contra de esta herramienta, dentro de un foro, moderado por el vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carlos Monsalve.
Entre los beneficios de esta aplicación, que al mes se cree que recepta 30 millones de consultas, están: ahorro de tiempo y recursos, mejoramiento de la interacción con los estudiantes y mejoramiento de la capacidad de redacción y comunicación de los estudiantes.
Por un lado, los optimistas destacan la herramienta porque será apoyo a la tarea docente. Por el otro, los escépticos ven en la posibilidad de que los alumnos resuelvan fácilmente sus tareas replicando las preguntas de sus profesores una dificultad manifiesta. Por último, los indiferentes se preguntan si acaso los buscadores (Altavista, Yahoo, Google, entre otros) modificaron el trabajo escolar.
Es más el investigador y docente de la Facultad de Ingeniería y Computación (FIEC), Enrique Peláez, considera que estas tecnologías pueden convertirse en herramientas fundamentales para la formación de los estudiantes. y que los docentes no deben perderlas de vista e invitó a aprender de éstas y a entender cómo funcionan.
Algo similar dice otro de los docentes investigadores de ESPOL, Fernando Sandoya. Afirmó que hay que aprovechar y crear más contenido educativo y elaborar casos de estudios para los estudiantes. La idea estaría en proporcionar nuevos datos de entrenamiento a ChatGPT para que su trabajo sea más ajustado a los cursos que se dictan en las universidades.
Pero también está lo contraproducente. Andrés Abad, confirma que la inteligencia artificial debe ser un apoyo en temas de escritura, en lo que se refiere a la estructura, más es el humano el que debe asumir la responsabilidad de los textos y no la herramienta.
Ello en referencia a que muchos ya estarían abusando de ChatGPT. ¿Tendrán sentido las tareas escolares? ¿Deberán los docentes convertirse en inspectores de originalidad y detectar si fue la inteligencia humana o la artificial quien resolvió las consignas? ¿Deberán plantear un modo diferente de definirlas? Son cuestiones legítimas que se suman a la larga lista que las innovaciones tecnológicas generan, en cada momento, sobre las escuelas.
Mientras que el empresario Tomislav Tópic, gerente de Telconet Latam, parece defenderla. Sobresaltó que el uso de las IA puede agregar mucho valor en el mundo.
“Las universidades, empresas y personas deben abrazar a las inteligencias artificiales con alma, vida y corazón porque quienes no lo hagan tendrán desventajas inmensas frente a quienes sí lo hagan”, indicó, a tiempo que ejemplarizó su teoría con Pepper, uno de los robots con que cuenta Telconet. Con la ayuda del androide demostró cómo podría vocalizar y funcionar un intérprete intermediario con ChatGPT, lo cual provocó entusiasmo entre los asistentes al coloquio.
Al final, la conclusión, incluida para los escépticos es que las inteligencias artificiales (IA), aplicadas en distintos ámbitos, llegaron para quedarse en el mundo, y que en el sector de la Educación no es la excepción, por lo que el desafío esta vigente.
Por Ney Murillo Chérrez