Opinión

La impunidad y el terrorismo violentan la democracia…

Dr. Jorge Norero González/Guayaquil

Seguramente los jueces y fiscales, que han liberado y santificado a cientos de asesinos, violadores, narcotraficantes, delincuentes de alta como baja gama, se lavarán las manos, diciendo que nada tienen ellos que ver, con el estado de terror, inseguridad, que nos afecta desgraciadamente a todos los ciudadanos ecuatorianos y extranjeros, que vivimos en el territorio nacional, porqué siendo esa la actitud más cínica y perversa de esos desgraciados e infelices, creen que la historia y la propia ciudadanía no los olvidará…

Cómo me imagino, la mayoría estará enterado de la guerra desatada en el Cantón el Triunfo, dónde delincuentes se enfrentaron a bala, convirtiendo en tierra de nadie y de más terror a esa población del litoral, el saldo muchos muertos y heridos…

Lo grave, es que los enfrentamientos abiertos, han salido del territorio de las cárceles, para hacer de las ciudades, el nuevo territorio del crimen y de la violencia entre pandillas y carteles de las drogas y el crimen organizado…

En este mismo día 16 de marzo, otra patota, pandilla, pero está vez en la capital de la República, han creído que tienen todo el derecho y el cinismo, para por cuarta vez, dirigidos por prófugos, meones, degenerados, hampones, y quién sabe que más cantidad de alimañas, presentar una demanda enmendada a última hora por errores de fondo y de forma, para enjuiciar al Presidente de la República, asistidos quizás por un falso derecho de fiscalización, cuando en el fondo lo único que los mueve es la codicia, el odio, el ánimo de favorecer con esta inestabilidad, la paz, el orden, distraer al Presidente y su equipo de gobierno, para que los carteles y los narcoterroristas, circulen con total impunidad y desvergüenza…

Nosotros el pueblo debemos estar convencidos, que sin JUSTICIA no hay DEMOCRACIA, que la impunidad es la madre del terrorismo y corrupción, que no es posible vivir en paz, orden y bienestar, con este crónico cáncer, sin que reaccionemos con total valentía y rebeldía, para sobrevivir ante esta nefasta realidad existencial…

Por aquello, los anticuerpos que combaten en democracia toda esta infección y podredumbre, deberían ser las instituciones civiles, pero en época de pandemia son la Fuerza pública. Vivimos una pandemia en qué el virus del narcoterrorismo y la impunidad nos consume ya no lentamente, ahora es agresiva y descaradamente.

Ustedes son los únicos que pueden salvarnos, porque tienen las armas que les entregamos para que defiendan la paz y la justicia. El enemigo de la paz y el orden está armado y protegido por jueces, fiscales, Asambleístas y políticos corruptos, cada segundo que pasa, significa caer más en el fondo de la anarquía y la muerte.

La gente migra desesperada, vende sus propiedades, abandona la patria por terror y miedo a perder hasta sus propias vidas, pero dejamos al Ecuador en las garras de los delincuentes…

Levántate, Ecuador, Policías y militares, salven la Patria, no podemos permitir que los delincuentes y los corruptos nos sigan gobernando, presidente LASSO es ahora o nunca, decrete la muerte cruzada y gobierne con pantalones, esto es: con compromiso y carácter, con amor y patriotismo.

Usted debe hacer un acto de constricción, y si no puede gobernar con IDONEIDAD y carácter, renuncie. No le siga causando más daño al Ecuador del que ya se ha hecho, reconozca parte de su culpa en esta tragedia. Por haber incumplido sus promesas y ofertas, por haberse reunido con imbéciles y corruptos como Hernán Luque, JJ Pons, y otros pícaros que siguen camuflados y sacan su cabeza sólo para tragar del erario nacional…

Usted es tan responsable como el prófugo, el meón del barrio, y otros, de querer desde el inicio de su gobierno, hacer una mayoría en contra de lo que usted prometió, para sentar en la Presidencia a su vecino Kronfle…

Usted nos ha traicionado y ofendido, le queda todavía un pequeño momento de honor, decretando la muerte cruzada, pidiendo perdón por no haber honrado su palabra y juramento.

Ya colgarán su cuadro en el salón amarillo, pero jamás podrá caminar sólo y con la frente en alto, porque sus demonios y miedos lo perseguirán el resto de sus días, dejando a sus herederos una huella de vergüenza y deshonor si lo destituyen, y por no hacer lo que solo los hombres de honor hacen, decretar la muerte cruzada o renunciar.

Estamos en manos de asesinos, corruptos y cobardes.

Semper Fi.