Opinión

La generación del 90

Lic. Denisse Casalí L.

denissecasali@gmail.com

@denissitacl

Esta ha sido una semana donde todo ha confabulado para que entienda que han pasado los años y no en vano, ya no somos los chicos del noventa en sandalias y mochila, ya no vamos por el mundo con un walkman sin que nada más importe, y definitivamente no pertenecemos a esta generación “touch” y “selfie” aunque nos digan lo contrario. Aún no llego a mis treinta y sin embargo me siento como de ochenta años cuando recuerdo que no hace mucho estábamos en kínder, jugábamos pac-man, y aun no existían los celulares en nuestro mundo habitual, nos comunicábamos con dos latas y un hilo.

Uno de mis primos esta mañana compartió una cadena interesante sobre aquellos hábitos tan distintos a lo que actualmente vemos en niños de 10 o 12 años. Sin duda les hace falta un poco los famosos chancletazos de nuestras mamás, mucho más efectivo y económico que horas de terapia con el psicólogo de turno, regresar a casa con la caída del sol o simplemente jugar con una pelota y un montón de niños tan felices como éramos nosotros. Que tiempos más tranquilos, no dependíamos de la batería de un aparato o de la potente señal WIFI, simplemente podíamos jugar hasta cansarnos y volverlo a repetir al día siguiente (sin mucho presupuesto).

Hace pocos días recordé a mi sobrina preguntándome qué grupo era ese que escuchábamos en el carro, y resultaban ser NSYNC, me miró extrañada y ahí empezó todo, me sentí en una máquina del tiempo pensando: “me siento un siglo atrás, que retro”. No quise empezar hablar de los Backstreet boys porque no tenía caso.

Dicen que nuestra generación tuvo una gran infancia, hicimos cosas que ahora se contemplan como prohibidas en estatutos y ordenanzas, íbamos de un lado a otro sin pensar que nos podían secuestrar a la vuelta de la esquina, respetábamos la autoridad de mamá en casa y de la profesora en el aula, tomábamos agua en la manguera del patio del vecino sin enfermarnos; jugábamos en el piso, en la tierra, en el lodo sin morir; no nos medicaban tanto (con emulsión Scott era suficiente), y nos vestían con los mismos trapos de siempre, resultado de lo que heredabas de tu hermano mayor o tus primos. Con una pluma y un cassette podías hacer magia, si nos dicen tamagochi, plaza sésamo, twister, atari, trolls, macarena, Heidi entendemos a la perfección de que se trata y así tantas otras cosas que solo nosotros conocimos y extrañamos.

Pero fue una época con destacados momentos políticos también, como el nacimiento de la unión europea como bloque político – económico fuerte, el inicio de estados independientes a raíz de la caída del muro de Berlín; el Oriente medio aumentó su división interna y los países árabes dejaron de representar un peligro para la existencia del estado de Israel, así como bajo el gobierno de Bill Clinton Estados Unidos desarrolló más que nunca mejores relaciones en el conflicto árabe-israelí y presentó un crecimiento económico sin precedentes en este mismo periodo. En América Latina tras 17 años Chile puso fin a su gobierno militar y se inició en un largo gobierno de la Concertación entre socialistas y demócratas. Díganme loca, pero eran tiempos evidentemente más pacifistas y menos excéntricos/egocéntricos sin duda. ¿A caso la culpa la tienen la globalización y el internet?

Somos la generación del “diskette” programados con Windows 3.1 vs. la generación de la “Memoria USB” con sistema operativo Android luchando por la permanencia de aquello que disfrutábamos en los noventa y ahora se ha vuelto obsoleto, buscando la felicidad en lo más simple y deseando la tan anhelada paz mundial.

Las opiniones vertidas en el medio son de responsabilidad del autor.