Opinión

La fila del desempleo se alarga en la capital del petróleo de Brasil

Manuel Pérez Bella

@efe

«Ellos robaron y nosotros perdemos el empleo», una queja dirigida a los corruptos que se apropiaron de miles de millones de dólares de la petrolera estatal Petrobras, se repite como una letanía en la boca de los trabajadores que buscan empleo en Macaé, la capital brasileña del «oro negro».

La dimensión de la crisis en esta ciudad de la costa norte de Río de Janeiro, puerto de embarque para las plataformas marítimas, se mide por la longitud de la fila que se forma a cada mañana frente a la oficina de empleo y que, a veces, llega a doblar dos esquinas.

El primero de la fila, Vladimilson Pereira da Silva, que trabajaba de conductor para una empresa subsidiaria de Petrobras, aguarda ante la verja cerrada de la Secretaría Municipal de Trabajo desde las cinco de la madrugada.

«Ante esta crisis en Petrobras fui despedido el día 12 de enero. Estoy este tiempo desempleado y sin perspectiva de nuevas oportunidades que sí tenía antes de este problema, porque aquí en esta ciudad todo gira alrededor del petróleo y mientras que esto no se normalice, sigo sin perspectiva», dijo Vladimilson.

El conductor ya se plantea volver a Río de Janeiro, su ciudad natal, pero le frenan la situación poco boyante de la capital regional y el hecho de que ningún sector iguala los jugosos salarios de la industria petrolera.

Maicon da Silva, quien fuera operador de grúa en una plataforma marítima, también en una empresa subcontratada por Petrobras, lleva quince meses en tierra, sin un trabajo fijo y sin recibir el subsidio de desempleo hace tiempo.

A pesar de tener una alta cualificación, Maicon se ha visto obligado a trabajar ocasionalmente en la construcción, en labores duras y extenuantes a cambio de un salario de 80 reales (26 dólares) por jornada, con el que no siempre le alcanza para pagar las cuentas.

«Es una cuestión de dignidad. De no pasar apuros, de que llegue el fin de semana y pueda salir de casa y hacer algo con mi familia, con mi mujer y mis dos hijos. Estoy en la mano de Dios», comentó.

Las empresas subcontratadas por Petrobras despidieron a cerca de 6.000 personas en los últimos seis meses, a raíz del final de varios contratos con la petrolera que no fueron renovados por la crisis de la estatal y por la caída del precio del crudo, según informó el Sindicato de Trabajadores Offshore (Sinditob).

El presidente de Sinditob, Amaro Luiz Alves da Silva, dijo a Efe que la sangría no ha acabado y la empresa Schahin pondrá en la calle en mayo a otros 500 trabajadores del área de perforación de pozos.

La perforación de nuevos pozos, precisamente el sector que demanda más mano de obra, está «parada» y esto ha generado un «efecto cascada» en Macaé.

Esta antigua villa de pescadores prosperó y su población se quintuplicó en tres décadas por el crudo, llegando a 229.000 habitantes, en su mayoría dedicados directa o directamente al sector petrolero.

Las empresas de helicópteros, que llevan los trabajadores hasta las plataformas en el Atlántico, despidieron a 136 pilotos desde el pasado julio porque las petroleras cancelaron o postergaron nuevos contratos que estaban a punto de firmar.

Del mismo modo, los hoteles operan a mitad de su capacidad y la demanda del sector de gastronomía ha caído entre el 30 % y el 40 %, según cálculos de la Alcaldía.

La construcción civil es uno de los sectores más golpeados: entre febrero y marzo se han despedido a 681 trabajadores fijos de este ramo y por toda Macaé es fácil ver edificios con andamios abandonados o con sus obras a un ritmo muy lento.

Las finanzas de la Alcaldía están en una situación «muy delicada» por la drástica reducción de los ingresos referentes a los derechos de producción de las petroleras, lo que es una consecuencia directa de la bajada del precio del crudo, según dijo el secretario de Desarrollo Económico de la ciudad, Vandré Guimarães.

Las regalías petroleras aportaban a las arcas de Macaé cerca de 40 millones de reales (unos 13 millones de dólares) por mes y en febrero esa cifra bajó a 22 millones de reales (unos 7 millones de dólares).

En consecuencia, la Alcaldía tuvo que cortar sus gastos no prioritarios en un 20 % y solo ha salvado de la tijera a los sectores de educación, sanidad y obras públicas.

La crisis no es más grave porque las plataformas en operación de Petrobras siguen bombeando a su máxima capacidad, incluso con récords de producción.

Según el sindicato Sindipetro, en la petrolera solo se ha registrado un ligero aumento de los despidos, explicables por factores «estacionales», aunque toda nueva inversión -factor que desencadenó el desarrollo de Macaé- está paralizado.

Petrobras divulgará hasta junio su plan de negocios para los próximos cinco años, que contemplará importantes cortes en las nuevas inversiones, y los trabajadores de Macaé lo aguardan impacientes porque ese documento dibujará las perspectivas de empleo de la ciudad.

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