Opinión

LA ECONOMÍA MAICERA AMENAZADA POR LA DESCARBONIZACION DEL SUELO

Freddy Amores P

Quevedo, Los Ríos, Ecuador

famores.ec@gmail.com

 

La Agricultura alimenta una población global creciente. Sin más tierra disponible y suelos con distinto nivel de deterioro en al menos un tercio de la superficie sembrada, la oferta alimentaria debe aumentar 40% para cubrir la demanda de 10,000 millones de personas en el 2050. La innovación tecnológica para alcanzar dicho objetivo necesita de la investigación formal, experiencia y curiosidad de los productores.

El éxito de un cultivo empieza con la buena simiente y entorno ambiental amigable. Parte del entorno es el suelo que suministra múltiples servicios ambientales a las plantas; entre ellos el almacenamiento de humus (carbono orgánico). El manejo inconveniente del suelo, particularmente con cultivos anuales, desgasta la reserva de humus y afecta el suministro de servicios interconectados (mineralización y retención de nutrientes, almacenamiento de agua, biodiversidad y actividad microbiana, estabilidad estructural, circulación de aire, etc.). Estos servicios tejen una compleja red que sostiene el desarrollo de los cultivos; la descarbonización del suelo debilita dicha red.

El calentamiento global y su impacto sobre el bienestar de la sociedad es un discurso que nos llega con fuerza. Ya es posible conversar con cualquiera, al menos sobre las consecuencias más evidentes del cambio climático y la necesidad de descarbonizar la atmosfera. Pero siendo el suelo un almacén (sumidero) importante de carbono orgánico, es decir de humus, su descarbonización disminuye la productividad. En el Ecuador, menos del 1% de los productores está consciente del deterioro del suelo por esta causa. Es un tema poco conocido sin visibilidad suficiente para generar políticas efectivas que protejan este recurso en beneficio de la producción.

El manejo, conservación y sostenibilidad productiva del suelo necesita políticas nacionales, regionales y locales, coordinadas entre MAG, gobiernos autónomos descentralizados, universidades, centros de investigación y productores, para orientar las acciones que mitiguen su descarbonización. El análisis del cultivo del maíz en la cuenca hidrográfica del Guayas, principal zona productora, nos acerca al problema desde una perspectiva local.

El maíz es parte de nuestra dieta básica y materia prima para la producción de proteína animal (pollos, huevos, pavos, cerdos, etc.), que anualmente sostiene una cadena de valor agroindustrial de al menos 3,000 millones de dólares. La brecha entre producción y demanda sigue creciendo y es cubierta con importaciones. Deberíamos ser capaces de cerrarla y tener saldos exportables; pero nuestra productividad crece poco y le falta competitividad. En los 70’s, era usual el discurso de que la cuenca hidrográfica del Guayas podía convertirse en el granero de la región occidental de América Latina.  Si nos proponemos aun podemos hacer realidad esta visión.

El desgaste del suelo por erosión hídrica y descarbonización anclan la productividad media del maíz, menos de 6 toneladas/ha. La producción asciende a 1.4 millones de toneladas por año y la cosecha deja sobre el terreno una cifra algo mayor de residuos vegetales. La quema de residuos es práctica generalizada al preparar los terrenos para la siguiente siembra. Fotos satelitales del último cuatrimestre muestran muchos puntos de calor en las zonas maiceras de la Cuenca del Guayas, señal de la quema; es una vista impresionante.

A veces la quema es parcial y quedan residuos dispersos aquí y allá; aun así, se estima que se queman al menos un millón de toneladas. Algunas consecuencias: a) el carbono (C) de los residuos quemados se incorpora a la atmosfera; b) el nitrógeno (N) de los residuos que se volatiliza hacia la atmosfera equivale a un saco de urea por hectárea; c) los residuos y el N perdidos ya no alimentan la masa microbiológica del suelo; d) sin la adición de residuos nuevos el humus sigue disminuyendo, con más descarbonización y menos producción; un círculo vicioso.

El cambio climático y descarbonización del suelo son caras de la misma moneda que socavan la economía maicera y seguridad alimentaria del país. Es una realidad que reclama el interés nacional y tratamiento urgente (Enero 22/2023).