La derecha se desangra
Antonio Aguirre
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El verdadero origen del rencor entre los dos personajes que lideran la tendencia derechista es desconocido, quedará entre ellos que cualquiera que sea el motivo, el daño ya está hecho, no se lo causaron a sí mismos, se lo causaron al país que tanto dicen querer, amar y defender hasta las últimas consecuencias.
No existe el ser perfecto, todos los humanos somos imperfectos, así también tenemos partes de la vida con momentos buenos y malos, actitudes positivas y negativas, también a veces tenemos la razón y otras veces no, pero en este caso el único perjudicado es el pueblo de un país que tuvo la esperanza de un cambio que en parte no se concretó por problemas personales entre los dos líderes de la misma tendencia.
Este impasse desconocido pudo haberse solucionado si hubiera existido un diálogo directo, sincero y productivo, sin imposiciones de ningún lado. Lo más importante sin asesores, intermediarios ni tontos útiles que son los que casi siempre encienden la hoguera y por costumbre jamás la apagan, que también buscan su beneficio o el de su patrón.
Los dos personajes en cuestión cumplieron el diagnóstico político del Presidente Rafael Correa, que aseguraba que competirían contra una oposición dividida lo que permitiría un fácil triunfo, pero no contó que el descontento nacional ocasionado por la crisis económica y el sentimiento generalizado de actos de corrupción que con habilidad el Fiscal General supo capear bien, logrando al final un triunfo muy ajustado, que con una derecha sólidamente unida no lo hubieran logrado.
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