Opinión

 LA COMERCIALIZACION UN PILAR OLVIDADO

Por Ing. Agr. Mauro Erazo Vélez./ Guayaquil

Presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Ecuador y Presidente del Foro Agropecuario Ecuatoriano

 

 

Sin lugar a duda todo el aparato productivo nacional está sumido en este terrible aprieto, siendo más grave aún la afectación para el sector agropecuario porque es una actividad cuya materia prima está constituida por seres vivos, con los cuales se deben manejar condiciones especiales, ambientales y fisiológicas que no pueden ser controladas completamente por el hombre.

El problema toma ribetes de desastre cuando se advierte que el 80 % de la población en estado de pobreza reside en zonas rurales, donde se constituyen como pequeños productores y/o trabajadores agrícolas asalariados, sin beneficios sociales y con un nivel económico apenas de subsistencia.  Esta situación es consecuencia del abandono de los Gobiernos de turno de los últimos 30 años, que han llevado al sector agropecuario a la mayor crisis económica y social. La inclemencia del invierno nos ha traído incalculables perdidas lo que hace cada día más difícil la situación para el hombre del agro.

El primer paso para corregir situaciones negativas es señalar el problema, es decir descubrir la afectación central que ha provocado la crisis.  En el caso del sector agropecuario, todos los síntomas convergen en la pérdida de la rentabilidad, situación que se refleja tanto en el grupo que produce para exportar como el que produce para consumo interno.

Ya identificada la crisis como pérdida de rentabilidad, necesitamos determinar las causas que generan el problema para poder combatirlas, pues la lucha debe estar dirigida a eliminarlas y no solo a disfrazarlas como se suele hacer sinvergüenzamente.  Las causales más visibles que afectan la crisis de rentabilidad son:

  • El descalabro estructural del sistema de producción agropecuaria, que trastoca el equilibrio de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la eficiencia productiva: Productividad – Costos – Financiamiento – Comercialización.
  • Indolencia de los Gobiernos para con el sector agropecuario, al cual apenas se le reconoce su generación de ingresos y su aportación al Producto Interno Bruto, pero se ignora su generación de empleo y oportunidades laborales, y lo más importante: su responsabilidad sobre la soberanía alimentaria.

El objetivo primario es recuperar la rentabilidad, que por ser un problema estructural no puede combatirse individualmente en cada producto o actividad, sino que apunta a la reestructuración del sistema macro de la producción agropecuaria, es decir recomponer el equilibrio fundamental entre los pilares que sostienen la eficiencia de este sector:

Productividad. –   Definida como la capacidad de producir más en la misma unidad de superficie.  Para esto se necesita incorporar tecnología básica, como manejo de suelo, nivelación, riego, drenaje, canales, construcciones y edificaciones, investigación, controles generales y labores agrícolas, pero sobre todo semilla de calidad.  Es inaudito que en nuestro país existan cultivos que alcanzan apenas el 40 % de la productividad promedio de la región.

Es la historia de toda la vida del pequeño productor en todo lo que producen no tienen rentabilidad exceptuando los que, si se organizan y tienen toda la agrocadena de producción y comercialización, hasta la industrialización en donde se pueden manejar los excedentes, ahí si les llega a los productores precios más justos. La falta organización y la restructuración del sector agropecuario es una necesidad imperiosa.  Hay mucha división, apatía, individualismo e indiferencia, en el sector, especialmente en los pequeños y medianos agricultores y en los líderes que cada uno quiere cumplir su agenda. Por esto es necesario apuntar a la unidad agropecuaria para poder decir con entusiasmo que se ha vuelto la mirada la campo